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El Baile de Despedida del Cisne Cojo romance Capítulo 605

Estefanía pensó que lo primero era que su tía y su abuela se pusieran de acuerdo, y luego ella trabajaría en convencer a la abuela. Así que le contestó el correo a su hermano.

Gilberto respondió rápido: que no se preocupara, que él se encargaba de todo.

Estefanía se sorprendió. ¿Su hermano le creía así nada más, por un simple correo? ¡Era la primera vez que le escribía en esta línea temporal!

Pero bueno, sin importar por qué le creía, ella confiaba en él ciegamente.

Con su hermano interviniendo antes de tiempo en su vida y en la de la abuela, seguramente todo sería diferente, ¿no?

Al día siguiente tenía que ir a la escuela a ensayar. Le insistió mil veces a la abuela que cerrara bien la puerta y que no le abriera a nadie, fuera quien fuera.

La abuela le dijo: «No tengas miedo; si ese desgraciado no teme que lo parta un rayo, que venga.».

Estefanía sentía un nudo en el estómago; a su padre de verdad le valía gorro si lo partía un rayo.

Después de lograr que la abuela le prometiera cuidarse, Estefanía fue a pedirle a la vecina que le echara un ojo a la casa y que, si pasaba algo, le llamara por teléfono.

Llevaban años viviendo ahí y la relación con los vecinos siempre había sido buena. En esa época la vecina aún no compraba su casa en el centro ni se mudaba, así que aceptó de inmediato.

Estefanía se fue a sus prácticas y Agustín a jugar básquet.

Los dos coincidieron en la escuela.

Al pasar por las canchas, un balón salió disparado directamente hacia Estefanía y Agustín.

—¡Cuidado! —Agustín la empujó y el balón le golpeó en el hombro.

Estefanía vio la marca roja y sucia que dejó el balón en la camiseta de él, y no pudo evitar mirar hacia la persona que se acercaba: Benicio Téllez.

Benicio recogió el balón que había rebotado en el suelo y lo hizo girar sobre su dedo índice con destreza.

—¿Estás loco o qué? ¿Y si le pegabas a Estefanía? —le reclamó Agustín, furioso.

—¿Pues para qué te enojas?… Si ahí estás tú —dijo Benicio mirando a Agustín, y luego posó su vista en Estefanía. Seguía girando el balón con un aire de fanfarrón—. Para hacerla de héroe de telenovela.

—Tú… —Agustín se calentó—. ¿Lo hiciste adrede? ¿Le tiraste a Estefanía a propósito?

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