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El Baile de Despedida del Cisne Cojo romance Capítulo 63

Sin embargo, ella tampoco tenía miedo de que él se enojara.

Noel, por pura inercia, quiso interponerse de nuevo, pero Benicio se enfureció todavía más.

—¡Tú, ven para acá!

Era el turno de Estefanía para pasar a la consulta, así que claro que iba a acercarse. ¿Por qué no habría de hacerlo?

Caminó hasta quedar justo frente a Benicio y, con una media sonrisa, le soltó:

—Este turno es mío. Vine a que revisen mi pie. ¿O piensas quitármelo?

Apenas escuchó la palabra “pie”, el semblante de Benicio se apagó de golpe, como si le hubieran arrebatado el color del cuerpo.

Ese asunto era su punto débil, la herida que nunca sanó en su matrimonio.

—Beni… —Cristina lo tomó del brazo con delicadeza.

Benicio intentó recomponer su expresión.

—Cris…

—Beni, ya no quiero el turno. No importa, deja que Estefanía pase primero. Ya le debemos demasiado —dijo Cristina, dejando atrás toda su actitud altanera y, de repente, mostrando una dulzura casi teatral. Incluso los ojos se le humedecieron con una rapidez que rayaba en lo dramático.

—Cris, perdón por hacerte pasar esto —balbuceó él, apenas audible.

Cristina dibujó una sonrisa y negó despacio.

—No pasa nada, Beni. Si yo no te entiendo, ¿entonces quién?

Sin decir más, lo jaló suavemente para apartarse de la puerta. Luego, con voz dulce, se dirigió a Estefanía:

—Estefanía, pasa tú. Yo regreso otro día.

En ese momento, Estefanía sintió que, sin importar cómo terminara ese enfrentamiento, ella saldría perdiendo.

Si le cedía el turno a Cristina, quedaba claro que perdía. Pero ahora, aun si pasaba a consulta, parecía que igual la derrota era suya…

Aunque, en el fondo, ¿qué importaba ya?

Al final, ganar o perder no era lo esencial.

—Hermana, espérame. Yo te acompaño —dijo Noel, acercándose rápido para sostenerle el brazo, dándole un apoyo silencioso mientras caminaba hacia el consultorio, ayudando a disimular su cojera.

Estefanía no se apartó. Sentía que, si cedía a la rabia, terminaría haciendo el ridículo delante de Benicio y Cristina.

Desde atrás, alcanzó a oír la voz de Cristina hablando con la enfermera para agendar una cita:

Después de cinco años de matrimonio, él era al mismo tiempo un desconocido y alguien que conocía mejor que nadie.

—Si vas a ver al doctor, yo te acompaño. Es mi responsabilidad —Benicio la sujetó con fuerza, sin soltarla.

Noel soltó una carcajada llena de veneno:

—¿Tu responsabilidad? ¿No era eso con la que está afuera, la que no puede tener hijos?

Benicio frunció el ceño.

—Mis asuntos familiares no te corresponden.

El doctor, que llevaba rato esperando adentro y no veía que nadie entrara, levantó la voz desde el consultorio:

—¿El siguiente? ¿Qué está pasando allá afuera?

Noel y Benicio se quedaron uno a cada lado de Estefanía, ninguno dispuesto a ceder ni un paso.

Estefanía, cansada, se zafó del agarre de Benicio:

—¿Te parece digno? Aquí afuera hay un montón de gente esperando. Si se enteran de nuestra situación, ¿te sentirías orgulloso?

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