El Baile de Despedida del Cisne Cojo romance Capítulo 66

Al parecer, Gregorio la detestaba con todas sus fuerzas. Antes, la despreciaba porque pensaba que no era suficiente para Benicio. Ahora, ese odio tenía nombre y apellido: Benicio había perdido el proyecto con el señor William y, según Gregorio, la culpa era de ella.

A Estefanía le resultaba absurdo. ¿Por qué cargarle a ella la responsabilidad de que el proyecto se viniera abajo? ¿Acaso había sido idea suya que Benicio y el señor William se hicieran pasar por pareja?

—Mejor regresa, Estefanía —intervino Cristina, con una expresión suplicante y ese aire de estar cuidando siempre a Benicio—. La fiesta de la familia Correa es solo por invitación. Todos tenemos nuestra invitación, pero tú no. Si entras sin invitación, solo le vas a complicar la vida a Beni. Él tendría que explicarle a todos quién eres; si por alguna razón no te creen y te niegan la entrada, harías un escándalo en la puerta y Beni quedaría en ridículo.

Gregorio la miraba con una rudeza casi ofensiva.

—Lo que pasa es que ella teme que Beni ya no la quiera. Beni viene a Nube de Sal, y ella se aparece aquí. Beni va a la fiesta, y ahí va ella de metiche. Lleva cinco años arrastrándolo, sin importarle si a él le va bien o mal, solo pensando en quedarse con el título de señora adinerada.

—Gregorio, no hables así de Estefanía —replicó Cristina, fingiendo compasión—. Yo la entiendo, claro que sí. Sin Beni, ¿cómo podría sobrevivir? A lo mejor aferrarse a él es su única esperanza, la pobre...

Gregorio soltó una risa despectiva.

—Cris, te pasas de buena gente.

...

—¿De qué están hablando? —la voz de Benicio irrumpió desde atrás de Estefanía.

Ella estaba un par de escalones más arriba, justo frente a él, pero Benicio no se dio cuenta de que la mujer en el vestido color crema era su propia esposa. Caminó directo hacia Cristina.

Solo cuando notó que Gregorio y Cristina miraban detrás de él, Benicio se volteó.

—¡Estefanía! —El desconcierto le duró apenas un instante antes de recobrar la calma—. ¿Viniste hasta aquí? Si me hubieras avisado antes, habría pedido una invitación extra para ti.

En su tono se colaba una queja suave, apenas perceptible para los demás, pero clara para Estefanía: no respondes mis llamadas, me bloqueas, ¿y ahora apareces aquí como si nada?

Gregorio, sin dudarlo, se puso del lado de Cristina.

—Beni, es la primera vez que tratamos con el señor Correa, no conviene hacer nada imprudente.

En otras palabras: que Estefanía no entrara.

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