Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 227

Cuando vio la cara enojada de Diego, Sofía recordó que el día después de firmar el acuerdo de divorcio también se lo había encontrado.

Hoy, tras obtener oficialmente el acta de divorcio, se topaba con él en un bar, acompañada de un modelo.

Definitivamente, eran horribles coincidencias.

Sofía lo miró de arriba a abajo.

Había peleado con Alejandro, sin sacar nada a cambio. Ahora, ya arreglado, parecía impecable, sin rastro de lo ocurrido.

Diego no estaba acostumbrado a que ella lo observara así, lo que empeoró aún más su expresión. —¿Qué haces aquí? ¿Y quién es él?

Sofía sonrió con ironía.

—¿A qué se viene a un bar si no es a tomar? ¿O quieres que los demás crean, que tu exesposa no tiene para comer y debe trabajar aquí de mesera?

—No cambies de tema —respondió con seriedad.

Le lanzó una mirada intensa a Carter.

Este se puso tenso. Con Gabriel, aunque había sentido algo de hostilidad, la percibía más como una broma: notaba que no le caía bien, pero al menos sentía algo de seguridad.

En cambio, frente a Diego, el miedo era genuino.

Su mirada era tan penetrante que parecía que en cualquier momento se lanzaría sobre él a matarlo.

Aunque Carter, un hombre de más de metro ochenta, se sentía intimidado, Sofía se mantenía tranquila.

No era de extrañar que él nunca hubiera podido conquistarla: la diferencia era clara.

—No tengo por qué explicarte quién es —dijo ella.

Y, adelantándose a lo que él iba a decir, añadió:

—¿O es que con solo verme junto a un hombre ya piensas que tengo algo con él?

Sofía respondió con fastidio:

—Así que tan rápido quieres colgarte la medalla de “cornudo”. Me equivoqué: ya no tenemos nada que ver. Aunque en verdad estuviera con alguien, no sería asunto tuyo.

Su sonrisa se desvaneció.

—Muévete.

Esas palabras lo hicieron estallar. La cara de Diego se puso aún más oscura y aterradora; no pensaba dejarla pasar.

Apenas controló su cólera; aunque estaba furioso, su cara solo mostraba el odio que había en su corazón.

—¿Cómo es que antes del divorcio no eras tan hábil para hablar?

Sofía escuchó el crujir de sus dientes y se rio.

—¿Y eso aún no lo entiendes?

Se inclinó un poco hacia él, mostrando una sonrisa falsa.

—Es simple: la diferencia entre amar y no amar. Antes eras mi vida. Ahora…

No ocultó su desprecio.

—Ahora no vales nada. Y si es así, ¿por qué no te puedo decir lo que pienso?

Normalmente, Sofía no era así de agresiva. Pero si Diego la buscaba, ella respondía.

Lo había hecho en el registro civil y ahora otra vez.

Después de haber disfrutado del trato atento de Carter, de sentirse halagada y cuidada, era inevitable: se había encariñado de aquella nueva sensación.