Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 299

Solo de imaginar que Sofía pudiera tener contacto en privado con su ídolo, Isabella moría de celos.

Ella le había prometido que, si se portaba bien, podría conocer a su estrella. La tentación era demasiado grande. Pero Isabella no podía aceptar que alguien, a quien despreciaba, la tuviera en sus manos. Decidió investigarlo por sí misma… y no logró averiguar nada.

No le quedó más remedio que acudir a Diego.

—¿Me ayudas, por favor? —dijo, con un tono meloso.

Él no sentía el mismo interés por Sun que Isabella, pero si Sofía tenía relación con ella, entonces sí le importaba. Respondió, con voz grave:

—Está bien, lo investigaré.

—¡Diego, eres demasiado bueno conmigo! —celebró ella, mientras le aplicaba pomada en las muñecas.

Él pensaba en el asunto: si Sofía conocía a una piloto de élite, explicaba por qué era tan buena conduciendo. Entonces, se dio cuenta de que, en realidad, no sabía nada de ella… Una inquietud lo invadía, pero la presencia de Isabella lo ayudó a calmarse un poco. Decidió que quería conocerla mejor… y conseguir que obedeciera lo que él dijera.

A sus pies, el cinturón deformado le recordaba lo ocurrido. Se molestó aún más. No podía evitar pensar: Alejandro había sido diferente desde niño, ¿sería capaz de enamorarse de alguien? Había estado soltero tantos años, ¿cómo podía estar seguro de que sentía algo por Sofía?

Tal vez no. Tal vez solo quería competir con él. ¿Acaso el hecho de que Sofía hubiera tramado el divorcio en secreto lo convertía a él en el villano y a Alejandro en el bueno? Ella jamás sería tan tonta como para atreverse a estar con él, justo después de divorciarse.

Además, él mismo había visto el miedo de Sofía hacia Alejandro; ese beso en el auto quizá no significaba nada. Al final, Sofía debía volver a su lado.

No entendía por qué tenía esa necesidad de retenerla, pero ya no quería darle más vueltas. Después de todo lo ocurrido, tenía claro algo: no quería que Sofía se fuera.

***

Sofía subió al auto con Alejandro. El ambiente estaba tan tenso que no se atrevía a hablar. Él tampoco parecía tener intención de hacerlo. No pasó mucho tiempo antes de que se detuvieran frente a una farmacia. Alejandro salió en silencio y entró. Cuando ella dudaba si seguirlo, ya había regresado con algo.

—¿Ahora sí te duele?

—…Déjame hacerlo a mí —murmuró ella.

Él apretó los labios sin soltarla, dejando claro que no lo permitiría.

—La próxima vez que pase algo así, me llamas de inmediato.

—No imaginé que Diego se pondría como un loco —respondió.

La mirada de Alejandro se volvió más penetrante. Ni él había previsto lo que ocurrió esa noche. Algo en Diego estaba cambiando. Ya no era solo posesivo, se notaba hasta en su manera de mirarla. Si de verdad no amaba a Sofía, el divorcio habría sido el final. Pero, ¿y si empezaba a tener otros sentimientos hacia ella?