Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 350

Porque los amigos entusiastas y que toman la iniciativa le hacen bien.

Con solo un rato de compañía, Sofía se olvidó por completo de los problemas causados por Diego y se dejó llevar por la alegría del momento.

Sofía intervino para calmar las cosas.

—Carmen, toma un poco.

La verdad es que a Sofía también le gustaba verlos discutir, aunque se sentía un poco culpable por Carmen, ya que le quedaba algo de remordimiento.

Camilo dijo:

—Sí, no vale la pena pelear por un simple plato de sopa.

Le pasó el plato a Carmen.

—No te preocupes, me lavé las manos antes de comer.

Carmen lo aceptó, por supuesto, para no hacerle un desplante a Sofía.

Ella se sintió muy satisfecha, Camilo en serio había ayudado mucho hoy, así que le dijo:

—A veces te portas un poco mal, pero otras veces me pareces un sol, lleno de entusiasmo y buena energía. Tu presencia puede hacer que hasta la vida más aburrida se llene de emoción.

Sofía habló bien de él con sinceridad, y Camilo se sintió muy conmovido.

—Dios, Sofía, solo tú me entiendes.

Sofía respondió: —Lo dije de corazón.

—Estoy muy conmovido. —Sofía no hablaba mucho, pero cuando lo hacía, era muy sincera, y Camilo se dio cuenta de eso al instante.

Ella era de esas personas que se toman las cosas muy en serio. Siempre cumplía sus promesas y, si alguien estaba en su círculo, era porque en serio le importaba. No había mucha gente así, ya que pueden salir heridos fácilmente, pero los que se quedaban eran de verdad.

Camilo, que estaba rodeado de gente muy diferente, veía que muchas personas se aprovechaban de él, pero muy pocas eran sinceras de verdad. Por eso, la forma de ser de Sofía le atraía tanto, porque era raro encontrar a alguien así.

Él era igual de leal con sus amigos, sin reservas, así que entendía perfectamente a Sofía. Entonces, le dijo:

—Si alguna vez necesitas algo en esta vida, búscame. Siempre te voy a ayudar.

—Alejandro, ¿no vas a hacer nada? ¡Tú secretaria me está dejando por otra mujer! ¡Qué mujer tan malagradecida!

Él ya no aguantaba más.

Carmen se sintió feliz al ver a Camilo tan desesperado; su humor mejoró muchísimo.

En privado, a ella le encantaba abrazar a Sofía. Aunque al principio Sofía no estaba acostumbrada, Carmen era muy atrevida y, con el tiempo, también se acostumbró.

En un momento de descuido, sin importarle la ocasión, Carmen abrazó con fuerza el brazo de Sofía y le dio un beso fuerte en la mejilla.

Ella le acarició la cara y le devolvió el beso en la mejilla.

Camilo y Alejandro se quedaron en silencio.

Parecían completamente fuera de lugar.

—No tiene espinas —dijo Alejandro, y con el tenedor, cortó un pedazo pequeño de pescado y lo puso en el plato de Sofía, interrumpiendo el momento tan emotivo—. Come antes que se enfríe.