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El Valiente Renacer de una Madre Soltera romance Capítulo 184

Todos se giraron al escuchar el ruido. Detrás del recién llegado, dos grupos de escoltas vestidos de traje avanzaban en fila, rodeando de inmediato al hombre del traje y a sus cómplices.

A su derecha, se encontraba la recepcionista, temblorosa y mirando al suelo. Era la misma a la que hace un momento Isidora había sujetado del brazo; apenas los alborotadores salieron del edificio, ella corrió a buscar la oportunidad de avisarle a Jaime.

Los escoltas que acompañaban a Jaime eran tipos altos y fornidos. Aunque los trajes les quedaban un poco sueltos, era imposible no notar sus músculos bien marcados y sus espaldas anchas.

Con la llegada de este refuerzo, al hombre del traje se le fue el valor. Se encogió en su lugar, como si se hubiera convertido en una codorniz acorralada.

—Presidente Cárdenas.

Jaime se inclinó con respeto hacia el hombre que se acercaba. Los escoltas, perfectamente sincronizados, abrieron paso en medio del tumulto.

En ese momento, Santiago apareció caminando con paso firme, tan erguido que imponía respeto. Su mirada, profunda y aguda, atravesó la multitud hasta posarse directamente sobre el hombre del traje y sobre Sofía.

La presencia de Santiago hizo que el ambiente se volviera tan silencioso que cualquiera habría jurado escuchar caer una aguja.

Los periodistas que rodeaban la escena no pudieron evitar abrir los ojos de la sorpresa. Nadie se esperaba que este escándalo fuera suficiente para que el mismísimo presidente Cárdenas apareciera en persona.

Guardaban silencio, pero sus manos no dejaban de temblar de emoción mientras ajustaban sus cámaras. Sus mentes ya maquinaban posibles titulares para la portada del día.

Santiago recorrió el lugar con la mirada. Se detuvo por un instante en Sofía; en ese segundo, sus ojos oscurecieron, pero enseguida volvió a apartar la vista con indiferencia.

Se plantó frente al hombre del traje, sin pronunciar palabra. Aun así, la presión en el aire era tal que aquel hombre comenzó a temblar de pies a cabeza.

Era como si una montaña se hubiera interpuesto entre ellos y, con cualquier palabra mal dicha, todo fuera a venirse abajo.

—¿Así que viniste a Grupo Cárdenas a causar problemas?

Su voz resonó grave, imposible distinguir si estaba molesto o simplemente interrogando.

Sin embargo, el aire gélido que se extendió por el lugar dejaba claro el descontento que sentía.

El hombre del traje sintió como si alguien le apretara el cuello. Por fin tenía al frente a la persona que tanto había exigido ver, pero solo pudo agachar la cabeza y evitar cruzar miradas.

Capítulo 184 1

Capítulo 184 2

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