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El Valiente Renacer de una Madre Soltera romance Capítulo 242

Sofía, al escuchar esas palabras, mantuvo el rostro sereno y sin una pizca de emoción, tan impasible que Santiago sintió como si lo atravesara una ráfaga helada.

Esa actitud indiferente le hizo apretar la mandíbula con furia contenida.

Sus ojos se volvieron oscuros y la voz, baja y áspera, sonó más como un reproche disfrazado de burla hacia sí mismo.

Sofía, fastidiada, tenía inscrita en la cara la expresión: “¿y ahora qué tontería está diciendo este?”. Perdió la paciencia en un parpadeo.

Con una sonrisa burlona en los labios rojos, soltó:

—Ser viuda tampoco suena tan mal.

El sarcasmo flotó en el aire, imposible de ignorar.

Santiago había llegado con toda la intención de reclamarle, pero el desdén de Sofía lo dejó sin argumentos y con el orgullo herido.

—Sofía, ¿es mucho pedir que me hables con un poco de respeto?

Sofía cruzó los brazos y con la mirada fija en el rostro de Santiago, que permanecía atractivo aun entre las sombras, soltó una risita:

—¿Y ahora resulta que tengo que aguantarte? Eres tú el que viene a reclamarme. No soy tu empleada en la oficina del presidente Cárdenas, así que no tienes derecho a hablarme así.

Santiago sintió un nudo en la garganta ante la mirada firme de Sofía.

Se frotó la frente, visiblemente molesto, y bajó la cabeza antes de preguntar:

—Las fotos tuyas con Liam que andan circulando en internet, ¿qué tienes que decir al respecto?

Sofía se sorprendió. No esperaba que ese fuera el motivo de la discusión, además, recién se había enterado de la existencia de esas fotos.

Pero antes de ordenar sus ideas, Santiago volvió a disparar, la voz rasposa y cargada de acusación:

—¿De veras te gusta depender de otros hombres?

Sofía abrió los ojos de par en par, señalándose la cara con sus dedos largos y finos:

—¿Yo? ¿Depender de otros hombres?

Miró a Santiago como si no lo reconociera. ¿En qué momento su relación con CANDIL, que era mera colaboración de negocios, se había transformado en una historia donde ella necesitaba apoyarse en algún hombre?

La rabia empezó a arderle en el pecho y su actitud se volvió aún más cortante.

—Primero fue Joel, luego Alfonso, después Marcos, y ahora ese tal Liam que salió de quién sabe dónde… —Santiago, de repente, se paró justo frente a ella y le sujetó la muñeca con fuerza—. ¿Quién sigue después? ¿Qué relación tienes con ese Liam?

Parecía que, para Santiago, todo se resolvería si Sofía tan solo cediera un poco, pero siempre aparecía otro hombre en su vida.

Sofía se zafó de un tirón:

—Después seguramente habrá otros, pero te aseguro que tú nunca estarás en esa lista.

Sostuvo la mirada de Santiago, decidida y sin un solo titubeo. No pensaba ceder ni un centímetro.

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