El Valiente Renacer de una Madre Soltera romance Capítulo 333

Apenas se sentó, sonó el celular.

—Escuché que ya saliste del hospital, ¿estás bien?

Era la voz tan característica de Marcos, inconfundible, siempre con ese tono recto que lo distinguía.

Sofía no dejó de mover el lápiz mientras respondía:

—Todo bien. ¿Y el caso de Adrián Castillo? ¿Cómo va eso?

—La tercera audiencia es pasado mañana, ¿vas a poder ir?

Marcos jugaba con la notificación del tribunal entre los dedos.

Desde el rescate de Sofía, la opinión pública en las redes había dado un giro inesperado, y al final, el tribunal, presionado por el escándalo, decidió volver a revisar el caso.

La verdad, el resultado de la tercera audiencia ya estaba prácticamente decidido, sobre todo porque, según sabía Marcos, la jueza sería Maite López.

—Si es Maite, solo tienes que ir a cumplir el trámite y esperar a ganar —aseguró Sofía, con total convicción.

Marcos hizo una pausa, dejándose llevar por el tono relajado y hasta bromista:

—Se nota que le tienes fe.

—Se la merece —contestó Sofía, cortante, como si no hubiera nada más que decir.

Marcos guardó silencio un instante, y luego preguntó:

—Por ahí escuché que Isidora sigue metida en esto. No sé si se va a presentar en la audiencia de mañana, por eso pensaba que sería bueno que tú también estuvieras.

La explicación clara y tranquila de Marcos le dio a Sofía una calidez inesperada en el pecho.

Así que era por eso.

Pero…

Recordó el rostro hinchado de Isidora, apenas podía abrir los ojos de lo inflamado que tenía el rostro tras el último escándalo. A Sofía se le dibujó una sonrisa satisfecha:

—Si todo sigue igual, lo más seguro es que no se presente.

Marcos alzó las cejas, soltó un —Oh— con curiosidad, pero no insistió.

Sofía estaba a punto de colgar cuando apareció un aviso de llamada entrante.

Era un número desconocido.

No le dio importancia y mejor le terminó de explicar a Marcos que no iría al instituto por unos días.

Marcos lo entendió sin problema, reafirmando que Sofía tenía total libertad para entrar y salir del instituto cuando quisiera, sin ningún compromiso.

Mientras tanto, la llamada del número desconocido seguía insistiendo una y otra vez.

Sofía frunció el ceño, terminó la charla con Marcos y contestó la llamada.