El Valiente Renacer de una Madre Soltera romance Capítulo 57

Sofía actuó como si no hubiera escuchado nada. Con toda calma, apagó la mitad de la varita de incienso que aún ardía y la colocó en el incensario. Luego, se volteó y miró fijamente a Ivana.

—Eso es la herencia que me dejó mi abuela. Aunque tuviera que darla, no sería para una hija adoptiva que ni siquiera es de la familia Rojas. Y, para que te quede claro, esta vez no pienso ceder ni un centímetro. Lo que mi abuela me dejó, nadie me lo va a quitar.

Cada palabra caía como un golpe, firme y sin titubeos.

Al principio, Ivana se quedó pasmada; de pronto, le pareció que tenía frente a ella a una desconocida. Cuando logró reaccionar, la furia se le subió directo a la cabeza.

—¡Soy tu madre!

—Y tú deberías recordar que yo sí soy tu hija de sangre.

Sofía no se dejó intimidar. Aunque acababa de recuperarse de la fiebre, en sus mejillas pálidas se dibujó una sonrisa sarcástica, una que no dejaba espacio para la duda.

Apenas terminó de hablar, Ivana se quedó clavada en el lugar, como si le hubieran atado los pies al piso.

En ese instante, la voz de Isidora quebró el silencio de la pequeña capilla. Su tono era tan triste, tan herido, que por un segundo hasta podría dar lástima.

—Hermana, ¿estás enojada conmigo?

Sofía giró la cabeza y la vio.

El rostro de Isidora parecía a punto de romperse en lágrimas, como si cada palabra de Sofía le hubiera desgarrado el alma. Se cubría la boca, sollozando, los ojos enrojecidos y húmedos.

—Es mi culpa... Si mi mamá no hubiera cuidado tanto a la señora Rojas… yo nunca habría acaparado la atención y el cariño que le correspondía a mi hermana.

La escena era de novela. Isidora otra vez sacando a relucir viejos dramas, llorando con tal intensidad que cualquiera pensaría que el mundo se acababa.

Ivana, que un momento antes parecía apagada, se encendió de nuevo al ver a Isidora tan destrozada. Miró a Sofía con una expresión dura, casi acusatoria.

—Isi y su madre nos ayudaron mucho. Eres mi hija, ¿qué te cuesta cederle un poco a Isidora?

—Tantos años, y en el fondo ya ni te acuerdas.

Te olvidaste de que yo era tu hija.

Trataste a tu propia sangre como si fuera un estorbo, mientras a la hija adoptiva la convertiste en la joya de la corona.

—Si les debes algo, págalo tú. No me arrastres contigo.

Sofía ni siquiera volteó, simplemente se alejó con paso firme.

Su voz indiferente quedó flotando en el aire, y el viento la arrastró hasta convertirla en un polvo gris que se posó sobre el corazón de Ivana, dejándola con una rabia inexplicable.

—¡Soy tu madre! ¡Te guste o no, tienes que dármela!

El grito de Ivana retumbó en el pasillo, pero Sofía solo aceleró el paso.

Isidora, escondida detrás de Ivana, observó a Sofía alejarse, y por un instante, en sus ojos apareció una chispa de sorpresa, como si no acabara de entender lo que acababa de pasar.

Capítulo 57 1

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