El Valiente Renacer de una Madre Soltera romance Capítulo 67

Sofía tocó la puerta un par de veces, pero al no escuchar respuesta, decidió empujarla y entrar para despertar a Joel.

Apenas cruzó la entrada, notó que la luz seguía encendida en la habitación.

Se acercó con la intención de sacudirle el hombro, pero lo primero que atrapó su mirada fue el montón de papeles esparcidos sobre la mesa al lado de la cama.

Como si algo la guiara, Sofía contuvo el aliento y se inclinó a revisar.

A medida que sus ojos iban recorriendo las páginas, su expresión se iba tensando cada vez más, el peso en su pecho crecía con cada línea leída.

Sofía siguió hojeando hasta el final y, en la última hoja, su mirada quedó fija en una cifra imposible de ignorar.

La mano le tembló.

Treinta millones.

¿Joel? Apenas había salido de la universidad, llevaba poco tiempo ejerciendo como abogado. Por mucho talento que tuviera, ¿de dónde iba a sacar treinta millones de pesos de un día para otro?

El asombro la paralizó. Sin poder evitarlo, Sofía miró hacia Joel.

Él seguía dormido. El sonido de las hojas al pasar no parecía afectarlo en lo más mínimo, pero aún dormido, tenía el entrecejo fruncido, como si estuviera atrapado en una pesadilla interminable.

Sofía apartó la vista, apretó los labios y, de pronto, en su mente resonó una voz grave y oscura:

“Voy a hacer que hagas lo que yo diga.”

Sus pupilas se contrajeron de golpe y un escalofrío la recorrió de pies a cabeza. Sacudió la cabeza con fuerza, como si así pudiera expulsar esa voz de su pensamiento.

Pero esa amenaza se había enredado en ella como una cadena viva, que no hacía más que apretarla y apretarla, cada vez más gruesa, atrapando sus brazos y sus piernas.

De pronto, la imagen de esa voz se transformó en una mano enorme, que se cernía sobre ella y la asfixiaba con furia.

Sofía retrocedió varios pasos, el pecho le latía con fuerza, el corazón a punto de desbordarse.

—¿Sofi?

La voz de Joel la sacó de golpe de su trance. Él, medio dormido, vio el pálido y desencajado rostro de Sofía y se despabiló al instante.

Joel se sentó de inmediato, la preocupación pintada en el rostro.

—¿Qué te pasa?

Sofía apenas podía controlar su respiración agitada.

Joel, en ese breve silencio, notó el documento entre sus manos.

De inmediato, el color se le fue del rostro.

—¿Es... Santiago?

Sofía apretó el contrato con fuerza.

Joel se mordía el labio, presa de la vergüenza, pero tampoco quería mentirle. Así que asintió con la cabeza, derrotado.

—Sí. El presidente Cárdenas se enteró de que nuestro despacho falló en un caso importante y ahora quiere que pague las consecuencias.

Capítulo 67 1

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