Esposa sustituta romance Capítulo 4

Al día siguiente

Todos se mueven de un lado al otro, mientras se graban las escenas de los protagonistas principales. Para mi desgracia, he tenido que estar desde las seis de la mañana en el set y aun no han grabado un pequeño fragmento en el que salgo.

Sabiendo que debo esperar más horas, me siento en la silla de los invisibles. Esas donde los personajes secundarios y cameos de personas que nadie conoce, esperan su oportunidad de brillar. Con solo el desayuno en mi estómago y sin la posibilidad de comer porque ya estoy maquillada, me quedo esperando mi momento.

— Corran, que ya viene el señor Lennox — dice alguien y todos corren despavoridos, buscando que todo este en su lugar y nada moleste al hombre que todos temen.

El ambiente alegre creado para la escena, cambia a uno frío en el que casi no se puede respirar por miedo a molestar al demonio Harding Lennox. El mismo que aparece como todo un Dios de las tinieblas, donde todos tienen que hacer lo que él desea.

— Buenas tardes, señor Lennox.

— ¿Dónde está Miriam? — pregunta Harding Lennox y todos se miran entre sí

— ¿Miriam, señor Lennox? — pregunta el director, sintiendo que su vida está en riesgo por responderle al dios de lo perverso, como lo llaman, con una pregunta.

— Sí, Maria, Miriam, Melody, como sea que se llame la hermana de mi prometida — dice Harding y yo me levanto de mi asiento al saber que la chica cuyo nombre no recuerda, soy yo.

— Miley, ven rápido — dice el director de la serie, corriendo hacia mí y tomándome del brazo, tan rápido que cuando menos pienso, ya estoy frente al hombre que no conoce del significado de paciencia, hasta que Marisa mi hermana aparece.

— ¿Por qué no viniste a mí apenas me viste? — pregunta con su voz fría.

— No sabia que me estaba buscando, señor. Lo siento. La próxima vez, correré hasta donde estés, Harding.

— Bien, vamos

— ¿Ahora? Tengo que grabar unas escenas. — digo completamente vestida y maquillada a la era antigua.

Harding, mira hacia el director y él corre hacia nosotros, tomando sus manos con nerviosismo.

— No necesita quedarse, señor Lennox. Puede venir mañana y hacer las escenas que se necesitan, de todas maneras, no es mucho lo que hay que grabar con ella. — dice el director.

— Bien, vamos Manuela.

— Me llamo Miley. — le recuerdo.

— Bien, eso. Vamos, no tengo mucho tiempo libre — dice y yo camino hacia el camerino — ¿para donde vas?

— Iré a cambiarme de ropa. No esta permitido salir con esta ropa del set — le explico y él mira al director que tiembla.

— Es una regla, señor. No puede salir así o llamaría demasiado la atención.

— ¿No es eso bueno? Estaría promocionando la serie de manera gratuita.

— No creo que funcionen así las cosas. — comentó el director.

— ¿Tengo que repetir lo que quiero? ¿O a quien debo despedir para que se cumpla? — pregunta Harding y todos bajan la mirada avergonzados.

— Bueno, señor…

— Déjala ir. — dice el socio mayoritario del canal donde se va a transmitir la serie.

— Que bueno verte, señor Warnetson. Pensé que tendría que entrar en una larga discusión porque no me permiten llevarme a una simple actriz sin importancia — dice Harding.

Había demorado en no ser menospreciada. Pero bueno, no puedo quejarme, cuando me han enseñado que merezco eso.

— Vete ahora. Regresa mañana — ordena el señor Warnetson.

— Sí, señor — digo marchándome detrás de Harding.

Sus guardaespaldas, los cuales no sé para qué necesita si son tan altos y fuertes como él, hacen un camino para que avancemos sin que nadie nos pueda ver, para después escoltarnos hasta el auto donde el conductor ya nos espera.

— ¿En que le puedo servir, señor Harding? — digo intentando sonar bastante servicial y no como una tonta que babea por él.

— Necesito que me ayudes a hacer feliz a Marisa. — suelta y yo sonrió con amargura.

A ella no se le olvida su nombre. Pero, a mí que me conoció primero que ella, ni siquiera recuerda algo más que no sea el hecho de que soy su cuñada. — me quejo mentalmente.

— No creo que pueda ayudarla en ello. — murmuro

Capítulo 4 Pedir ayuda 1

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