Florecer en Cenizas romance Capítulo 130

Después de aprender tanto de Estefanía, Fabiola decidió que, cuando Agustín regresara, iba a esforzarse en animarlo y hacerlo sentir bien.

Si lograba que Agustín estuviera de buen humor, tal vez ese matrimonio podría sostenerse un poco más.

Sin embargo, Fabiola se quedó pensando, inmóvil en la sala. ¿Por qué, de pronto, le importaba tanto que ese matrimonio durara aún más tiempo?

¿Era porque no quería separarse?

Ni ella misma podía entenderlo.

...

—Ding dong—

El timbre de la casa sonó. Era Karla quien había llegado.

Sofía le lanzó una mirada preocupada a Fabiola.

—Señora, hace un momento... el señor Lucero llamó, dijo que la señorita Karla... tiene que quedarse a vivir aquí. Llamé al señor Agustín, pero su teléfono no entra la llamada.

Sofía estaba en aprietos. El señor Lucero también era su jefe, así que no sabía cómo negarse.

Fabiola se quedó unos segundos en silencio.

¿Dejar que Karla se quedara a vivir con ellos?

El abuelo de Agustín estaba dejando muy clara su postura: quería que Karla fuera la futura esposa de su nieto.

Como Fabiola no daba su aprobación, Sofía no se atrevía a abrir la puerta para Karla.

Probablemente Karla ya se había ido a quejar con el abuelo, porque enseguida el teléfono fijo sonó y Sofía contestó. La voz del señor Lucero se escuchó fuerte y autoritaria al otro lado de la línea.

—Dile a Fabiola que tome la llamada.

Fabiola no se atrevió a desobedecer, tomó el teléfono y saludó:

—Abuelo...

—Karla está sola en Costa Esmeralda, de ahora en adelante va a vivir en casa de Agustín, así les doy la oportunidad de fortalecer su relación. Fabiola, tú sabes bien por qué Agustín se casó contigo. Ya te prometió dinero, así que no digas que te está tratando mal. No seas ambiciosa, si ya recibiste el dinero, no busques otra cosa, ¿entiendes?

El abuelo le dejó claro a Fabiola su advertencia.

Ella se quedó callada, sin responder.

—Si en verdad estás embarazada, esta boda continuará hasta que nazca el bebé. Pero si me engañas... —el abuelo soltó un resoplido de enojo—. Mejor piénsalo bien.

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