Florecer en Cenizas romance Capítulo 6

6 /503

Pero cada vez que lo pensaba, Fabiola no podía evitar sentirse ridícula. Ella ni siquiera encajaba en una mansión como esta.

—Martina, esto es para ti, un regalito.

Fabiola había llegado con un obsequio hecho por ella misma: unas galletas caseras.

Antes solía hornearlas para los niños del orfanato. Puede que no valieran mucho en dinero, pero llevaban todo su cariño.

Al fin y al cabo… cualquier regalo que le diera a alguien del nivel de Martina no tendría valor material para ellos.

Martina recibió las galletas con una sonrisa, las abrió y echó un vistazo antes de mirar a Sebastián con una expresión divertida.

—Sebastián, creo que en tu carro también tienes de estas galletas, ¿no?

Sebastián arrugó la frente. Por un momento, el ambiente se volvió tenso.

Probablemente pensó que Fabiola lo hacía a propósito, trayendo esas galletas para incomodar a Martina. Por eso, se veía molesto.

Pero Fabiola no tenía idea de que Sebastián había guardado sus galletas en algún carro antes.

—Lo que pasa es que antes, cuando el señor Sebastián estaba tan ocupado que ni tiempo tenía para desayunar, yo hacía más galletas y le dejaba algunas en la oficina… —Fabiola intentó explicar con prisa, sintiendo cómo los dedos se le ponían rígidos de los nervios.

Todavía sufría bastante por su depresión, y todo seguía empeorando.

—Ya veo, parece que a Sebastián le fascinan las galletas hechas por Fabiola. Tanto que hasta se las lleva en el carro —dijo Martina, sonriendo hacia Sebastián, con ese tono tan suave y dulce de siempre.

Pero había veneno detrás de esa dulzura.

Fabiola bajó la cabeza, incómoda, sabiendo que entre más hablara, peor sería. Sebastián seguramente volvería a pensar que ella quería molestar a Martina.

—No me gustan. Seguro fue que, después de tirarlas a la basura, Miguel las recogió y se le olvidaron en el carro —contestó Sebastián con desdén, como si ni le importara.

Miguel era su asistente y chofer, perfecto para cargarle la culpa.