Jefe Irresistible: Rendida a su Pasión (de Maria Anita) romance Capítulo 103

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Al final del día llamé a mi novio para avisarle que no nos veríamos.

— Mi ángel, qué bueno que me llamaste. ¿Está todo bien?

— Hola, amor, sí, todo bien. Solo quería avisarte que hoy no vamos a poder vernos.

— ¿Y puedo saber por qué mi novia me está rechazando?

— Hoy es el día del "club de chicas", día de las muchachas. Vamos al centro comercial y después todas se quedarán a dormir en mi casa.

— ¿Y yo estoy obligado a morirme de extrañarte a ti y a Pedro? No sé si me gustan tus amigas —Alessandro lloriqueó como un niño.

— Aprovecha para salir con tus amigos, todos estarán en la misma situación que tú. Mañana nos vemos —dije riendo.

— Está bien. Además, no quiero problemas con la tropa.

— ¿Tropa?

— Sí, tropa. Ustedes son un batallón de mujeres con una estructura muy bien organizada y listas para la guerra. Prefiero evitar eso —Lo escuché decir esto y estallé en carcajadas.

— Pero, mi ángel, nada de encontrarte con Levy y sus amiguitos, por favor.

— Tranquilo, seremos solo las chicas.

Nos despedimos y colgué el teléfono. Poco después llegó el refrigerio que él nos mandaba todas las tardes y que ahora incluía a Manu, desde que empezó a trabajar aquí y nos hicimos amigas.

Cuando llegamos al centro comercial presentamos a Manu a Taís y para nuestra sorpresa Sam ya la conocía.

— ¿Cómo así que ya se conocen? —preguntó Melissa.

— Yo trabajaba en la tienda de maquillajes y Héctor iba para allá a quedarse observando a Sam en la tienda de vestidos —explicó Manu.

— Y ella le vendió un maletín increíble lleno de maquillajes, cremitas y perfumes. Me lo dio de regalo el sábado pasado. Eso debe haber costado un ojo de la cara —Sam se rio.

— Tendrían que haber visto su cara cuando vio la factura —dijo Manu con una sonrisa—. Y ahora conseguí un trabajo que paga bien y me encanta.

— Chicas, Héctor es un descarado —dijo Virginia riendo—. Pero miren, Manu es nuestro nuevo proyecto, ya que Cata perdonó a Alessandro. Tenemos que valorizar a esta muñeca. Prometí presentarla a un chico de alto nivel, del tipo guapo, encantador y sexy como los nuestros.

— Y por lo visto ya tienes a alguien en mente, ¿no? —preguntó Taís.

— Claro que sí —Los ojos de Virginia brillaron.

— ¿Y tenemos carta blanca para hacer lo que queramos contigo, Manu? —preguntó Sam animada.

— Solo no pueden romper mi aparato dental —dijo Manu—. El resto está permitido.

— Ah, Manu, ¿pero será que tu dentista no te quita el fijo y te pone el removible? Parece que tus dientes ya están bastante alineados —dijo Mel tomando el mentón de Manu y evaluando.

— Mi consulta de evaluación es el mes que viene —respondió Manu.

— Ah, no, no es el mes que viene. Vamos a cambiar eso para esta semana —decretó Melissa.

Cuando Mel habló de adelantar la consulta de Manu para esta semana, sentí como si estuviera olvidando algo. Pero eso se esfumó de mi mente en el momento en que Sam nos llevó a la tienda de vestidos.

La noche con las chicas fue genial y muy divertida. Al final, el "proyecto Manu" se había convertido en una misión y sería muy exitoso. Pasamos por la tienda de vestidos, por la tienda de lencería, zapatos y maquillaje. Acordamos hacer citas en el salón para manicura, peinado, limpieza facial y depilación. Y Mel agendaría al dentista e iría con ella para insistir en el cambio al aparato removible.