Jefe Irresistible: Rendida a su Pasión romance Capítulo 41

"Alessandro"

Estaba sentado en una habitación oscura de mi apartamento. No podía mirar mi cama sin recordar la noche increíble que tuve con Catarina, sintiendo la desesperación apoderarse de mí al saber que había sido una enorme mentira. ¿Cómo pudo hacerme esto? Estaba consumido por el dolor de la traición de esa mujer.

Desde aquella fiesta hace años, el día que murieron mis padres, no me había involucrado con nadie, decía que no me iba a enamorar después de ser abandonado por aquella mujer. Pero entonces dejé que Catarina entrara en mi vida y tan rápido, en realidad no la dejé, ella simplemente llegó y ocupó todo el espacio. Y fue la serpiente que atacó y me destruyó por completo.

Estaba en el cielo hoy y de repente fui arrastrado al infierno. Cuando el hacker me llamó diciendo que fuéramos solo Patricio, Mari y yo, pues ya sabía de dónde se había filtrado la información, no podía imaginar que había sido justamente ella, la mujer de quien me estaba enamorando.

Cuando leí esos correos sentí como si una aplanadora me pasara por encima. El primero podría hasta soportarlo y escuchar su justificación, pero el segundo, darme cuenta de que planeó seducirme solo para usarme, eso fue devastador. Me cegué de rabia y dolor.

La eché de mi empresa y de mi vida, me traicionó de la manera más baja. Pero ¿por qué me sentía tan mal? ¿Por qué me enamoré de una mujer falsa? ¿Por qué bajé la guardia y la dejé entrar en mi corazón?

Salí de la oficina tan pronto como ella salió de mi despacho. Me fui a casa, necesitaba estar solo y si me quedaba en la oficina Patricio y Mari no me dejarían en paz. Apagué el celular por primera vez en mi vida. Y no atendía el timbre ni el intercomunicador, quería estar solo y sentir mi dolor de una vez.

Pero entonces la luz se encendió y escuché a mi amigo decir:

—¿Olvidaste que tenemos la llave?

Patricio se sentó a mi lado y Mariana frente a mí. Los miré con mala cara. Y Mariana dijo enseguida:

—No me dan miedo las caras feas. Ya gritaste, despotricaste, ya estuviste solo, ahora nos vas a escuchar y calladito.

Esta mujer hablaba como mi madre. Pero no estaba dispuesto a hablar sobre Catarina. Cuando abrí la boca para protestar, Patricio puso frente a mis ojos una mordaza y un par de esposas y dijo:

—Si no escuchas por las buenas, será por las malas, pero vas a escuchar.

—¿Y crees que voy a dejar que uses tus juguetitos sexuales conmigo? —pregunté malhumorado.

—No necesitas dejar. Ahora cállate y escucha —dijo Patricio—. Mari y yo hablamos y llegamos a la conclusión de que no tiene ningún sentido que Catarina haya filtrado la información. La investigaron, Ale, tú y Mari. Además, la idea de cómo auditar la empresa fue toda suya. Ella recomendó a Alencar y él es amigo de mis padres de toda la vida, así como era amigo de tus padres, es una persona de extrema confianza. Hablamos con él también y está seguro de que le tendieron una trampa a Catarina, pone las manos en el fuego por ella. Deberíamos darle el beneficio de la duda, Ale.