—¡Buenos días, Cata hermosa! —Melissa entró a la cocina en pijama y muy entusiasmada—. ¿Pero el bebé más lindo del mundo ya está despierto? —dijo dándole un beso en la frente a mi hijo.
—Yo me despeto tempano, madina —dijo Pedrito con esa energía que solo él tiene por las mañanas.
—Buenos días, Cata. ¿Toda esa alegría es porque Nando llega hoy, verdad? —pregunté riéndome de mi amiga que bailaba por la cocina.
—Ay, Cata, mi amor llega hoy y me muero de ganas de verlo —pestañeó más veces de lo necesario mientras se llevaba las manos al corazón.
—Entonces vamos a desayunar, arreglarnos e ir a dejar listo su departamento para recibirlo —dije feliz por mi amiga.
Después del desayuno fuimos caminando hasta el departamento que Nando había comprado, quedaba muy cerca del nuestro, lo cual era genial. Cata pasó la semana coordinando la entrega de los muebles y enseres, y quedamos en venir hoy a poner todo en su lugar y hacer una buena limpieza.
Lygia se quedó con Pedro en nuestro departamento, no quería que estuviera expuesto al polvo después de haberse recuperado de un resfriado, y así Cata y yo podríamos concentrarnos en el arreglo.
—Cata, pensé en hacerle una sorpresa a Nando. Una noche romántica. Bueno, menos la cena, porque vamos a cenar todos juntos...
—¡De ninguna manera, Melissa! Vas a preparar una noche romántica para ustedes y eso incluye la cena. Mañana almorzamos todos juntos con Mari —interrumpí a mi amiga, decidiendo que la noche sería solo para ella y su novio.
—Ay, Cata, tú sabes que Nando los extraña y se muere por ver a su ahijado —dijo Melissa con voz quejumbrosa.
—Pero puede vernos mañana. Vamos a terminar esto aquí que te voy a ayudar a preparar esa noche romántica. ¿Qué te parece estar aquí cuando él llegue, con una lencería súper sexy, un buen vino, una cena deliciosa...? —sugerí.
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