La Danza del Despertar romance Capítulo 76

Cynthia todavía tenía el sándwich en la mano, pero en cuanto escuchó lo que Vanesa le contó, lo dejó a un lado, se puso de pie y empezó a dar vueltas en el mismo lugar. Luego agarró su celular y empezó a teclear como loca.

—¿Qué haces? —Vanesa la detuvo, tomándola del brazo.

—¡En este momento me voy a Maralinda! ¡Voy a hacer que esos dos desgraciados paguen! —Cynthia rugió, llena de rabia.

—¿De qué estás hablando? —Vanesa soltó una risa resignada—. Tranquilízate, por favor.

Cynthia de verdad sentía ganas de hacerles daño. Siempre supo que Raimundo era un patán, pero jamás imaginó que llegara tan bajo.

Eso ya no era cosa de terminar con él y soltarle un par de insultos. ¡Era muchísimo peor!

—¿Cómo se atrevieron…? —murmuró Cynthia, con la voz temblorosa.

Miró la pierna de Vanesa y los ojos se le llenaron de lágrimas.

Su Vane, tan llena de vida, tan hermosa bailando… ¡Y esos dos le arrebataron la posibilidad de volver a bailar jamás!

Si hasta ella sentía el corazón hecho pedazos, ¿cómo estaría Vanesa cuando supo la verdad?

—¿Por qué no me lo dijiste antes? —Cynthia se limpió las lágrimas con la mano—. Si lo hubiera sabido, en ese mismo instante me habría ido a Maralinda para ayudarte a poner en su lugar a esos dos infelices.

—Tú estabas ocupada con tu graduación. Si te lo decía… —Vanesa esbozó una sonrisa triste.

Sabía que Cynthia habría dejado todo, incluso el título, con tal de estar a su lado.

—¿Y eso qué importa? Prefiero quedarme sin diploma antes que verte pasar por esto —le contestó Cynthia, con la voz quebrada.

—No te preocupes —Vanesa le apretó la mano—. De ahora en adelante, no voy a dejar que nadie me humille otra vez.

Cynthia asintió. Cuando por fin logró calmarse, añadió:

—Menos mal que pudiste entender lo que decían esos dos por teléfono. Si no, seguro seguirías sin saber nada.

—Sí… —Vanesa bajó la mirada—. Yo confiaba mucho en Raimundo…

Lo cierto es que por él aprendió ese idioma. Quién iba a pensar que justo ese idioma sería el que le abriría los ojos.

Qué irónico.