La Danza del Despertar romance Capítulo 88

No sabía si era por culpa de la noche envolviéndolo todo, pero la voz de Jaime sonaba más suave que nunca.

Vanesa se acercó hasta quedar frente a él. Sin darle tiempo a decir nada, se adelantó con decisión:

—Presidente Morán, disculpe, no quiero meterme en su vida personal, pero si usted tiene novia, creo que deberíamos mantener una distancia adecuada.

Su voz era baja, pero no dejaba espacio para dudas.

Por un instante inusual, en los ojos de Jaime asomó un destello de desconcierto.

—¿Novia?

Tardó apenas un segundo en responder de nuevo:

—No tengo novia.

Vanesa apretó el borde de su blusa con los dedos, sintiendo el tejido algo frío bajo la palma.

Se había preparado para que Jaime se molestara por la pregunta, por haber rozado una parte privada de su vida.

Pero no esperaba que ese “¿Novia?” sonara tan genuinamente sorprendido, como una piedra arrojada al lago, creando ondas de asombro en la mirada profunda de Jaime.

Así que no tenía novia.

El rumor era falso.

Sin embargo, más allá de ese repentino entendimiento, Vanesa no sintió alegría ni alivio.

¿Y qué si no tenía novia?

De todos modos, ella estaba a punto de comprometerse con Pablo.

De cualquier forma, debía mantener distancia con Jaime.

La mano de Jaime, caída a un costado, se crispó ligeramente; los nudillos resaltaron pálidos bajo la luz tenue.

Avanzó medio paso, y el aire que desplazó hizo que los mechones sueltos de Vanesa se movieran en su frente. El aroma fresco de él se acercó de golpe.

—¿De dónde escuchó la señorita Galindo ese rumor? —su voz sonaba aún más seria que antes, y al final parecía haber una curiosidad casi imperceptible.

—No… sólo lo oí por ahí, de alguien más —Vanesa desvió la mirada, sin querer decir mucho.

Por supuesto que no iba a delatar a Cynthia frente a Jaime.

Al ver que ella no quería explicarlo, Jaime no insistió. En ese momento recordó que, durante una comida con el señor Herrera, como él pretendía presentarle a su hija, Jaime había dicho que no estaba soltero.