Valentín quería hablar, pero Ariadna le lanzó una mirada antes de responder con una sonrisa significativa:
-Muy bien. Acepto el desafío.
Por un momento, Soledad se sorprendió, pero enseguida se recuperó y sonrió levemente.
—Bien, hagámoslo. Aquí y ahora.
Cintia tampoco perdió el tiempo en la galería, y se acercó de forma apresurada para coordinar todo con los organizadores. Luego, movieron dos mesas de café al escenario y las equiparon de forma adecuada. Valentín miró a Ariadna con un poco de recelo, y ella se mantenía en silencio.
-Señoritas, pueden comenzar -dijo el anfitrión una vez que las vio listas.
Soledad comenzó a moverse en el momento en el que el anfitrión dejó de hablar.
El primer paso para crear arte del latte, era preparar el café expreso que tenía que ser elaborado a mano por los mismos participantes. Con diligencia, Soledad pesó los cincuenta gramos de granos de café, y los puso en la moledora con mucho refinamiento. Se sorprendió al ver que Ariadna parecía muy competente cuando le echó un vistazo, como si de verdad supiera lo que hacía.
De forma habilidosa, Ariadna había puesto el filtro dentro del soporte para el filtro antes de levantar la tetera para volcar agua hirviendo dentro, en sentido de las agujas del reloj y con movimientos circulares.
Soledad no pudo contenerse cuando la vio, y notó que eso era algo que solo los baristas profesionales sabían. Volcar en sentido de las agujas del reloj iba a permitir que el filtro se adhiera mejor al soporte, y al mismo tiempo, eliminaba el sabor almidonado del papel y calentaba el recipiente. El resultado era una taza con mucho más sabor.
Por el conocimiento de Ariadna sobre el café y sus gestos era fácil percibir que sabía cómo preparar café.
«¿Cómo es posible que esta chica de campo sepa
preparar café?»
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La esposa misteriosa escondida detrás de él