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La esposa misteriosa escondida detrás de él romance Capítulo 33

Ivana se acercó al pitbull y le dijo algo que había logrado tranquilizarlo, como si la entendiera.

Mientras llevaban al ama de llaves para que la atendieran, Ivana llevó a Magnus a la entrada principal y, mientras se dirigía allí, vio que Ariadna estaba parada afuera de la puerta de metal. A pesar de que no podía ver el rostro de la mujer debido a la distancia, podía percibir su carisma único y, aun así, no se molestó. Soledad le había descripto la apariencia física de Ariadna, mas no podía importarle menos porque estaba segura de que ella era la mujer más hermosa de todo Distrito Jade. En un santiamén, Ivana había llegado a la entrada y, en ese momento, pudo ver el rostro de Ariadna tan claro como el agua. Sin duda alguna era perfecto y, a pesar de que llevaba un atuendo demasiado corriente, aún se veía tan elegante que incluso la palabra «espléndida» no alcanzaba para describirla. Mientras más la observaba, más grande se abrían sus ojos.

«¿Qué demonios? ¿Cómo una pueblerina como ella puede ser así de deslumbrante? Además de ser tan hermosa, su carisma también es magnífico. Quizás es la mujer más hermosa de la ciudad, incluso más que yo. ¿Cómo puede ser? ¿Acaso me engañan los ojos?» Enseguida, los celos se apoderaron de Ivana. «Ahora que sé cómo se ve, en lugar de una breve lección, la pondré en su lugar con un método severo. Debo deshacerme de ella antes de que todos vean su belleza».

Por otro lado, Ariadna veía que Soledad se encontraba detrás de una mujer rubia que se veía insoportable y sostenía un gran perro.

—¿Qué demonios haces, Soledad? Abre la puerta — exclamó con el ceño fruncido.

Soledad miró a Ivana, quien tomó un trozo de carne cruda que tenía el guardaespaldas, lo arrojó a la puerta y aterrizó en el suelo.

-Tú debes ser Ariadna -dijo Ivana con arrogancia-. Si quieres entrar, te daré dos opciones; alimentas a mi Magnus o te arrastras hacia mí. Tú decides.

Al escucharla, la expresión de Ariadna se volvió poco a

poco indiferente.

-¿Quién eres? ¿Acaso tu madre no te enseñó modales?

-¿Quién te crees que eres para decir eso? Si no eliges, entonces, regresa a tu pueblo y continúa siendo una simple campesina.

Capítulo 33 1

Capítulo 33 2

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