Raúl sacó otro cigarro de la cajetilla y, mientras lo encendía, habló con voz grave:
—Reconocí al hijo de Elvira, y no pienso dar más explicaciones. Solo quiero evitar que el abuelo vuelva a meterse con ellas dos.
Uriel lo miró de frente, sin parpadear:
—¿Y por qué tu abuelo se empeña en fastidiar a Elvira?
Raúl exhaló el humo despacio, la mirada perdida:
—Porque ella fue mi primer amor. La mujer con la que soñaba casarme. Para mi abuelo, ella es la piedra más grande en mi camino. No soporta su presencia, siempre ha querido desaparecerla de mi vida de cualquier manera.
Uriel se puso de pie de golpe, haciendo rechinar la silla contra el suelo:
—Eso no justifica que hayas destrozado a Noelia.
Raúl bajó la cabeza, la voz más baja, casi un susurro:
—Nunca quise lastimarla. Yo solo quería que pudiéramos vivir tranquilos.
Uriel lo fulminó con la mirada, los ojos encendidos de rabia:
—Por Elvira, aceptaste hacerte cargo de un hijo que ni siquiera es tuyo. Por ellas, arruinaste la vida de Noelia, le rompiste el brazo a su hermano, y cuando ella quiso divorciarse para dejarte libre, presionaste a toda la familia Barrios hasta que ya no tuvieron salida. La obligaste a volver contigo, y eso no fue suficiente: también le exiges que acepte que mantengas a otra mujer y a un hijo fuera de casa. Si yo fuera Noelia, ya te habría matado a ti y a toda tu familia.
Raúl mantuvo la cabeza baja, ocultando el torbellino de emociones en sus ojos.
Por un momento reinó el silencio, pesado y denso. Luego Raúl se levantó, listo para irse.
Antes de salir, se detuvo para decirle a Uriel:
—No quiero que ella siga así. Ni que se la pase dándole vueltas a las cosas todo el día. Si puedes, habla con ella, ayúdala a calmarse.
Raúl se marchó sin mirar atrás.
Uriel, furioso, pateó el piso y aventó las manos al aire:
—¡Yo debería aconsejarle que te eche veneno en el café! ¡Así acabaría contigo de una vez!
...
Al regresar a casa, Raúl notó que, salvo la luz automática de la entrada, la casa estaba completamente a oscuras.
Sus ojos, acostumbrados a la penumbra, se volvieron aún más sombríos al confirmar lo vacío del ambiente. Su expresión se endureció.

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