La Otra Familia en Sus Publicaciones romance Capítulo 194

Noelia cambió de tema sin responder directamente:

—Aquí abajo hay una clínica particular de ortopedia. Te llevo a que te hagan una radiografía y te coloquen bien el hueso.

Ella llevaba rato guardando en el corazón los agravios y las pérdidas que había sufrido, tanto ella como su familia, por culpa de Raúl. Esas heridas no iban a sanar nunca, ni aunque pasaran los años.

Pasó más de una hora antes de que Noelia y Raúl salieran del hospital.

Noelia intentó convencer a Raúl de que regresara a la casa.

Raúl, serio, le dijo:

—Noelia, somos esposos. ¿Cómo quieres que me presente ante los mayores de la familia si pasamos la Nochebuena cada quien por su lado?

Noelia quiso contestarle con dureza, pero al final decidió dejarlo pasar y, resignada, lo llevó de vuelta a la casa de los Barrios.

En la familia Barrios, todos hicieron un esfuerzo por dejar de lado los temas incómodos, solo para poder disfrutar en paz la celebración.

La cena de Navidad transcurrió tranquila, con ese ambiente de reunión familiar que tanto hacía falta.

Cuando Noelia y Raúl se despidieron de la familia Barrios, ya pasaban de las ocho de la noche.

En la banqueta de la entrada del fraccionamiento, Raúl tomó la mano de Noelia.

—Lo de Dante y yo ya quedó atrás. Hasta te entregué esas joyas, ¿no? Lo que pasó, ya mejor déjalo en el pasado, ¿te parece?

Noelia asintió, sin mucho entusiasmo.

—Está bien.

Las cosas pasadas, aunque duelan, tarde o temprano se quedan atrás. Al final, Noelia ya no pensaba desgastarse por nadie ni por nada.

Ella quería seguir adelante, brillar, vivir con alegría y frescura, sin cargar con el peso ajeno.

Raúl la miró con una ternura que no podía disimular ni aunque quisiera.

—Apenas cenamos. ¿Quieres que te acompañe a caminar un rato?

Noelia dudó un instante, pero terminó accediendo con un gesto de cabeza.

Raúl la tomó de la mano y caminaron juntos por la banqueta, hombro con hombro.

Él, alto y elegante, vestía un traje oscuro y un abrigo negro largo, irradiando ese aire reservado y atractivo que siempre lo había caracterizado.

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