La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 338

Benjamín no tardó en levantarse de la mesa y fue directo al mueble de bebidas. Sacó una botella de vino tinto y sirvió una copa para él, además de llenar un vaso con jugo para Petra.

Cuando Benjamín alzó su copa, Petra entendió de inmediato la señal y levantó su vaso también.

Las copas tintinearon con un suave —cling—, y Petra aprovechó para sacar una foto del momento.

Benjamín probó el vino con calma y luego extendió la mano hacia Petra, quien sin pensarlo dejó su celular en su palma.

Benjamín revisó las fotos con detenimiento, escogió tres de ellas y se las envió a sí mismo.

Después, le devolvió el celular a Petra.

—Estas tres fotos quedaron increíbles, la neta están muy bien. Y la comida también te quedó de lujo —comentó, mirándola de forma apreciativa.

Petra se perdió un poco entre los halagos de Benjamín; sin pensarlo mucho, abrió las tres fotos que él había elegido y subió una publicación.

[Acabo de tener una cena increíble, la compañía fue lo mejor.]

Una vez hecho eso, dejó el celular a un lado y se dispuso a cenar junto a Benjamín.

Durante la comida, Benjamín fue más reservado de lo habitual, aunque su actitud resultaba mucho más cercana.

Al terminar de comer, Petra recogió los platos y los llevó a la cocina.

Benjamín la siguió.

Sin decir nada, juntó los restos y los tiró en una bolsa de basura, luego se puso a limpiar junto a Petra.

Petra intentó convencerlo de que ella sola podía encargarse, pero él insistió en quedarse, ayudando en silencio.

Al ver su terquedad, Petra optó por no discutir.

Cada vez que sus manos se rozaban al guardar algo o al limpiar, Petra sentía el corazón acelerado, como si el aire en la cocina se hiciera más ligero y difícil de respirar por la presencia de Benjamín.

Por fortuna, trabajando juntos terminaron rápido.

Cuando todo estuvo en orden, Petra se refugió en su pequeña habitación de servicio, respirando aliviada por fin.

Benjamín se percató de que ella se había ido rápido a su cuarto y estuvo a punto de llamarla, pero justo en ese momento escuchó cómo la puerta se cerraba de golpe —¡pam!—

Levantó las cejas, miró la hora y recordó que ya casi era momento de conectarse a una videollamada con los directivos del Grupo Hurtado, así que se dirigió a su estudio.

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