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La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 472

Petra cerró la puerta del carro, siguió el procedimiento de trabajo, ingresó la clave del garaje y sacó el carro de Benjamín. Después, estacionó el suyo en el mismo lugar.

Todo ese proceso le tomó apenas cinco minutos.

Desde el garaje se podía tomar el elevador directamente al segundo piso, donde se encontraba la sala principal.

Al llegar a la puerta del elevador, Petra respiró hondo un par de veces antes de presionar el botón y subir.

El elevador la dejó justo en la sala.

Apenas dio un par de pasos al salir, tuvo que detenerse.

Benjamín estaba tirado en el sofá, el entrecejo marcado por la tensión. Su cabello negro, corto y desordenado, caía sobre la frente. Varios botones de la camisa se habían abierto, dejando a la vista los músculos definidos de su abdomen.

Petra echó un vistazo fugaz y enseguida apartó la mirada, notando que el saco del traje de Benjamín estaba tirado sin cuidado en el suelo. Se acercó para recogerlo.

El saco tenía encima un fuerte olor a alcohol.

Frunció el ceño de inmediato y fue a colgarlo en el perchero junto a la puerta. Pensó que, al salir más tarde, lo llevaría a la tintorería.

Tras un par de ajustes rápidos al orden del espacio, Petra miró la hora y volvió a observar al hombre que seguía acostado en el sofá. Recordó que él tenía una reunión importante con los directivos de Grupo Hurtado a las nueve y media.

Mientras calculaba mentalmente cuánto tiempo tomaría llegar hasta las oficinas del grupo desde ahí, decidió que lo despertaría a las siete.

No perdió el tiempo y subió enseguida al vestidor para preparar la ropa que Benjamín necesitaría ese día.

Después de combinar un traje completo, abrió el cajón donde se guardaban los accesorios, dispuesta a elegirle una corbata.

Al sacar el cajón de las corbatas, también arrastró sin querer el segundo cajón.

Allí, de inmediato, vio los gemelos que le había regalado a Benjamín la última vez.

Los gemelos estaban guardados aparte, en una pequeña caja transparente, justo en el centro del cajón entre el resto de accesorios.

No pudo evitar mirarlos un poco más de lo normal; el corazón le dio un vuelco inesperado.

En ese momento, escuchó pasos acercándose desde fuera del vestidor. Petra cerró el cajón de prisa y volteó hacia la puerta.

Poco después, la figura de Benjamín apareció en el marco del vestidor. Su cabello negro seguía algo revuelto, cayendo de forma natural sobre la frente.

Se veía altivo, la mirada impasible.

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