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La Traición en Vísperas de la Boda romance Capítulo 61

El chofer ya lo había dejado bien claro, así que a Petra no le quedó de otra más que bajarse del carro, resignada, y seguir a Benjamín hacia el elevador.

Subieron hasta el piso donde vivía él. En cuanto se abrieron las puertas, Benjamín avanzó delante de ella, desabotonándose la camisa mientras caminaba hacia el interior del departamento.

Apenas entró, se quitó la camisa y la aventó sin cuidado sobre el sofá.

El torso de Benjamín, perfectamente marcado y con líneas que parecían esculpidas, emanaba una energía tan poderosa que casi se podía sentir cómo el ambiente se llenaba de pura adrenalina.

Petra, con la cara roja hasta las orejas, se quedó mirándolo embobada.

De pronto, él se detuvo y ella casi choca contra su espalda.

Petra frenó de golpe, apenada.

Benjamín se giró para quedar frente a ella, se inclinó un poco hacia adelante y, con una voz baja y ese tono seductor que le salía natural, soltó:

—Señorita Petra, límpiese la baba.

Petra, por puro reflejo, se llevó la mano a la comisura de los labios, buscando algo que no estaba.

—...

En cuanto se dio cuenta de que Benjamín la estaba molestando, la vergüenza la invadió por completo y sintió que la cara le ardía.

Benjamín se echó a reír con ganas y se metió al baño.

El chofer subió con unas cosas, las dejó en la entrada y luego llevó a Petra hasta el vestidor de Benjamín.

—Señorita Petra, aquí están todas las prendas que el señor Benjamín usa a diario. Puede combinar lo que quiera.

Petra asintió.

—Está bien, gracias.

El vestidor de Benjamín no era nada parecido a lo que ella había imaginado. Había ropa de todos los estilos y colores, perfectamente acomodada y separada por gamas.

Ella habría apostado que todo su guardarropa era de tonos grises o negros, puros trajes hechos a la medida, siempre igual.

Pero entre todas esas secciones, una le llamó la atención de inmediato: la de los tonos rosas.

Había camisas rosas, pantalones de vestir blancos... Petra no pudo evitar imaginarse cómo se vería Benjamín con ese conjunto.

Intentó formarse la imagen en la cabeza, pero no lo lograba. Aun así, con ese cuerpo y esa cara, seguro que le quedaría bien.

Benjamín salió del baño después de una ducha rápida, solo con una toalla en la cintura y secándose el cabello negro, del que caían gotas que resbalaban desde la frente hasta el pecho, marcando el relieve perfecto de sus músculos.

Capítulo 61 1

Capítulo 61 2

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