Mi Frío Exmarido (Amelia y Dorian) romance Capítulo 1275

—¿No será que aquí hay algún malentendido? —Frida frunció el ceño, mirando a Amelia con preocupación—. Yo vi que él antes te trataba bastante bien, y cuando te pasó lo que te pasó, ni te imaginas cómo estaba. Si no hubiera estado Serena ahí, te juro que hasta ganas le daban de irse tras de ti.

Amelia la miró, los ojos llenos de una confusión que dolía.

—No lo sé.

—Marta me contó todo eso. Le pregunté a él directamente, pero ni caso me hizo —aventó Amelia, bajando la mirada—. Me odia. Ahora entre nosotros ya no se puede platicar como antes, ni siquiera podemos tener una conversación decente.

Frida se quedó callada, sin saber qué más decir. El silencio se hizo pesado entre ambas.

—Bah, los hombres son así, todos cortados por la misma tijera. Mejor ni pensar en ellos —dijo al fin, rindiéndose ante la impotencia, y tomó la botella de jugo para servirle a Amelia y a ella misma—. Ya de por sí fue difícil que pudiéramos vernos hoy, así que no vale la pena amargarse por esos tipos.

Amelia asintió despacio, con una sonrisa cansada.

—Sí, tienes razón.

...

Dorian salió del restaurante y enfiló rumbo a la casa de Cristina Solís.

En realidad, ya tenía pensado buscar a Cristina por esa zona, pero no se esperaba encontrarse de frente con Amelia y Ricardo de esa manera. El recuerdo de Amelia le retumbaba en la cabeza, y su rostro, de por sí serio, se volvió aún más sombrío.

Con ese ánimo, casi podía sentirse la tensión en el aire cuando presionó el timbre de la casa de Cristina.

Desde adentro, se escuchó una voz llena de curiosidad:

—¿Quién es?

Los pasos se acercaron, y la puerta se abrió de golpe.

—¿Sr. Ferrer?

Cristina se quedó pasmada al verlo del otro lado, con el asombro pintado en la cara. Luego, la duda la invadió.

—¿Qué hace usted aquí? —preguntó, y enseguida cayó en cuenta de que se encontraba en su propia casa—. ¿Pero cómo supo dónde vivo?