No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 177

Cuando llegaron a la hamburguesería, eligieron una mesa junto a la ventana. Johana y Berta se acomodaron en el largo sofá, mientras que Hugo se sentó solo frente a ellas.

Berta, que pocas veces salía a pasear, estaba tan emocionada que no podía dejar de sonreír mientras comía su hamburguesa y papas fritas. De vez en cuando, incluso tomaba una papa y se la ofrecía a Johana o a Hugo, como si quisiera compartir su alegría con ellos.

Johana la cuidaba con dedicación. Le colocó una servilleta en el cuello para que no se manchara la ropa y, cada vez que Berta se embarraba las manos o la boca, rápidamente la ayudaba a limpiarse.

Mientras atendía a Berta, Johana no pudo evitar pensar en su propia madre.

Recordó ese cariño materno, que aunque fue breve, dejó huella en su corazón.

Pensó que, si su madre hubiera permanecido más tiempo a su lado, su niñez habría sido mucho más feliz.

Y si su matrimonio con Ariel hubiera seguido el curso normal, probablemente ya sería mamá para estas alturas.

Después de almorzar, los tres llevaron a Berta de regreso al hospital. La ayudaron a acomodarse para su siesta y, una vez que se quedó dormida, Hugo condujo a Johana de vuelta a la oficina.

Con ambas manos en el volante, Hugo la miró de reojo y comentó:

—Johana, gracias por venir a acompañar a Berta.

Johana sonrió y replicó:

—Los niños son sencillos y encantadores, la verdad es que esta salida también me ayudó a relajarme.

Al escucharla, Hugo se giró hacia el asiento trasero, tomó dos invitaciones y se las entregó a Johana.

—El señor Gerardo cumple años el próximo sábado. Me pidió que te diera una invitación. Aquí tienes las dos, mira cuál es la tuya y llévatela.

—Está bien —respondió Johana, recibiendo las tarjetas.

Abrió la primera y, efectivamente, era la suya. Tenía todos los detalles del evento: fecha, hora y dirección. En la invitación decía: “Se invita cordialmente a la señora Johana el día 20xx...”, firmada por Fermín.

Fermín había escrito la invitación.

Al ver su nombre, Johana no pudo evitar recordar el momento en que se cruzó con él, justo cuando se marchaba de la familia Cortés.

La presencia de Fermín era imponente, difícil de ignorar.

Además, la invitación era solo para ella, no para su familia.

Una vez que separó su invitación, guardó la de Hugo en la guantera del carro.

Capítulo 177 1

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