Reencarné y mi Esposo es un Coma romance Capítulo 148

Al escuchar estas palabras, Alejandra no pudo contener su ira. Se acercó rápidamente y le propinó dos bofetadas a Germán, mientras le gritaba, señalándolo con el dedo:

—¡Realmente te merecías la paliza de esta noche! ¡Maldita sea, y todavía no te arrepientes!

—Te lo advierto, Germán, tarde o temprano te arrepentirás. Tarde o temprano te darás cuenta de lo que valía Melina y verás la verdadera cara de algunas zorras.

—¡Ja! Mamá, soy tu hijo, ¿y me pegas una y otra vez por Melina? —Germán soltó una risa amarga. Su propio temperamento afloró y gritó con rabia—: Aunque no existiera Tania, no me casaría con Melina. No me gusta, es aburrida, ¡como un trozo de madera!

—¡Deberías haber muerto en la paliza de esta noche! Te gusta Tania, eso demuestra que eres de su misma calaña. Que Melina rompiera contigo es la mejor decisión que ha tomado en su vida.

Alejandra no había olvidado cómo Germán le había descrito a Melina en su día.

[Mamá, me he enamorado de una chica. Es guapa, distante, la típica belleza glacial. Esa actitud de mantener a todo el mundo a distancia me vuelve loco.]

¡Claro!

Los hombres no valoran lo que tienen y siempre desean lo que no pueden tener.

—Germán, no digas que como madre no te lo advertí: si sigues con Tania, tarde o temprano te arruinará. —Alejandra soltó una risa burlona, como si lo viera todo muy claro—. ¿A mí qué me importa? No eres mi único hijo. Si uno muere, es como si no lo hubiera tenido.

No hay madre que no quiera a sus hijos. Que Alejandra dijera algo así demostraba lo mucho que Germán la había herido.

Pero ella no sabía que sus palabras de esa noche se convertirían en una profecía en un futuro no muy lejano.

Alejandra se marchó.

Tania, de pie frente a Germán, comenzó su actuación.

—Germán, lo siento, todo es culpa mía. A partir de ahora, no deberíamos tener más contacto. Tu madre me odia de verdad.

Germán frunció el ceño y levantó la vista hacia ella.