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Reencarné y mi Esposo es un Coma romance Capítulo 171

Tania sacó su celular, abrió la cámara y comenzó a grabar todo el encuentro; esta noche iba a asegurarse de que Sabrina quedara en ridículo frente a todos.

[La tía seduce al sobrino, ¿qué tal ese título para el video? Bastante escandaloso, ¿no?]

Ignacio, con el rostro sombrío y una mirada que podía cortar el aire, guió su silla de ruedas hasta la mesa donde estaban Sabrina y Camilo. Tenía un porte atractivo, pero sus ojos lanzaban destellos llenos de resentimiento. Con tono sarcástico, soltó:

—Vaya, qué gusto tan refinado el tuyo, Sabri, cenando aquí con mi sobrino. ¿Y por qué no me invitaste a mí, que se supone soy tu esposo?

Camilo no dijo nada, pero sus ojos reflejaban un desafío directo hacia Ignacio. Era como si su mirada gritara: “Mira nada más, con una señal mía, Sabrina regresa conmigo igual que antes, como si nada hubiera pasado.”

Sabrina se sintió incómoda. Aunque intentó mantener la compostura, no pudo evitar que su voz sonara un poco insegura al responder:

—No te confundas, solo vine a cenar con Cami, no hay nada extraño.

—¿Ah, sí? Si solo estaban cenando, ¿por qué no contestaste mis mensajes? —replicó Ignacio, sin bajar la voz ni un poco.

—Estaba platicando y no me fijé en el celular, por eso no te respondí.

—Sabri, en estos tiempos nadie se despega del teléfono ni un segundo, tu excusa no tiene ni pies ni cabeza.

Sabrina apretó los labios y bajó la voz, tratando de calmar la situación:

—Ignacio, podemos hablar de esto en casa, ¿sí? Aquí hay mucha gente, todos están viendo.

Pero Ignacio, lejos de tranquilizarse, subió aún más el tono:

—Si de verdad no pasa nada, ¿por qué temerle a las miradas ajenas? ¿O será que sí hay algo que ocultar?

Varias miradas curiosas de los otros clientes se clavaron sobre ellos, y Sabrina sintió cómo la rabia le subía hasta la cabeza. Esta vez, su voz sonó más cortante:

—¿Ya acabaste o vas a seguir? Dime qué quieres oír para que por fin me creas que con Cami no pasa nada.

—Entre pareja lo más importante es la confianza. No tengo problema con que salgas a cenar sola con alguien, pero lo mínimo es que me avises, no que ignores mis mensajes y llamadas.

Sabrina resopló y su rostro perdió cualquier asomo de calidez. De su mochila sacó tres copias de un documento y las puso sobre la mesa.

—Al final, sigues sin confiar en mí. Así esto no tiene sentido. Mejor terminemos aquí. —Le entregó los papeles a Ignacio—. Firmemos el divorcio, ya no hay nada que rescatar.

Capítulo 171 1

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