Reencarné y mi Esposo es un Coma romance Capítulo 184

Ignacio soltó una risa burlona, como si nada de lo ocurrido le afectara. Había perdido todo, menos el cascarón vacío de una empresa.

—Camilo, vámonos de aquí —dijo Rubén, tomando a Camilo del brazo y jalándolo para salir lo más rápido posible.

En cuanto se fueron, la sala de juntas estalló en aplausos. Eran los accionistas, celebrando la manera en que Ignacio había manejado la situación.

Nadie tenía dudas: si Camilo se hubiera quedado con la empresa, Grupo Guerrero no habría tardado en irse a pique.

—Solo hice lo que debía —comentó Ignacio, nada dado a recibir halagos. Proteger Grupo Guerrero era su deber, ni más ni menos.

—De todos modos, señor Guerrero, tenga cuidado. Camilo es de esos que no olvidan y buscan venganza —le advirtió uno de los accionistas, preocupado por su seguridad.

—Ni me preocupa —respondió Ignacio con desdén—. Ya pueden retirarse.

Uno tras otro, los accionistas se levantaron y salieron de la sala.

Ignacio regresó a su oficina acompañado de Sabrina y Adriana.

—¡Vaya show que armó Camilo! —exclamó Adriana—. Ahora es la sensación en Clarosol, toda la red está llena de videos y memes sobre él y Rubén yendo a Grupo Guerrero.

Se acercó a Ignacio y le mostró un video que los internautas estadounidenses habían editado para burlarse de Camilo.

Ignacio, siempre tan serio, no pudo evitar reírse en voz alta.

Adriana pasó el video a Sabrina, quien terminó doblada de la risa, incapaz de controlar la expresión.

De repente, Ignacio anunció:

—El viejo ya viene de regreso en avión.

Había recibido un mensaje de sus guardaespaldas informándole que estaban esperando abordar.

Sabrina frunció el ceño, extrañada.

—¿Tan de repente? Hace unos días ni con ruegos lo hacíamos volver, y ahora sin decir nada ya compró boleto y viene de regreso…

Adriana levantó la mano como si estuviera en clase.

—¡Yo sé por qué! Seguro Felipe también vio la noticia de Camilo y se enojó tanto que decidió venir de inmediato a poner orden en la familia.

—Coincido —agregó Ignacio.