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Reencarné y mi Esposo es un Coma romance Capítulo 54

—Es solo una recién graduada sin experiencia, ¿qué importa que sea de una buena universidad? En fin, me opongo a que Sabrina trabaje en Empresas Nube.

El rostro de Felipe se ensombreció y su mirada se clavó, afilada, en Camilo.

—¿Qué pasa? ¿Ni siquiera puedo colocar a alguien en una de nuestras filiales?

—Abuelo, no es eso —respondió Camilo, inclinando la cabeza con respeto—. Solo estoy pensando en el bien de la empresa. En cualquier otro asunto, haría lo que me pidieras.

—¡Ja! Me parece que como ya estoy viejo y no sirvo para nada, crees que mi palabra ya no tiene peso, ¿verdad? —dijo Felipe, con el rostro contraído por el disgusto.

—No me atrevería —musitó Camilo, bajando la cabeza.

—Tu objeción no es válida. Se hará como dije. Sabri empieza a trabajar mañana en Empresas Nube.

—¡Abuelo! —protestó Camilo, pero Felipe lo interrumpió antes de que pudiera añadir algo más.

—Es un asunto insignificante, ¿quieres que llegue a oídos de tu tío? —le advirtió.

Camilo, frustrado, fulminó a Sabrina con la mirada. Ella, sin inmutarse, le devolvió una mirada de desdén.

Camilo se quedó sin palabras.

—Gracias, abuelo —dijo Sabrina con una sonrisa, lanzando una pulla deliberada—. Me esforzaré al máximo para no decepcionar a mi sobrino.

¡Sobrino, sobrino! ¿Tanto le gustaba ser la esposa de un lisiado? La palabra le encendió una ira irracional a Camilo.

—Bien, bien. Abuelo esperará con ansias ver tus grandes creaciones —respondió Felipe con una sonrisa.

—Si te contrataron a dedo, es porque se supone que tienes la capacidad —replicó la jefa con una sonrisa burlona—. En Empresas Nube no mantenemos a holgazanes. Si no puedes con el trabajo, renuncia.

En otras palabras, estaban buscando una excusa para deshacerse de ella. La única persona que no la quería en Empresas Nube era Camilo; seguro que él estaba detrás de todo esto.

Lejos de enojarse, Sabrina pensó que si la acusaban de haber entrado por enchufe, tendría que demostrar que estaba a la altura, o el título no le haría justicia. Sacó su celular y llamó a Felipe para contarle lo que estaba pasando.

La jefa de diseño, que estaba a su lado, se puso pálida. ¿De verdad se estaba quejando de ella, justo en su cara?

Un minuto después de que Sabrina colgara, el teléfono de la supervisora sonó. Era el gerente. No se sabe qué le dijo, pero ella no paraba de negar las acusaciones. Al final, no tuvo más remedio que recoger los bocetos y marcharse con la cabeza gacha.

Sabrina no le dio mayor importancia al incidente, pero la noticia se extendió por la empresa como la pólvora. Ahora todos sabían que la nueva del departamento de Diseño no era ninguna dejada; se había enfrentado a la supervisora y había conseguido que le quitaran el bono de fin de año.

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