Tomás apuntó hacia Dragón Negro y su grupo, mientras decía:
—Veamos quién puede acabar con más hombres.
—¡Está bien! —César accedió mientras se dirigía hacia Pedro con la agilidad de un tigre salvaje.
Pedro Dumas era famoso por sus habilidades como luchador. Él guio al grupo de hombres junto a Dragón Negro y Rodolfo Estévez, mientras atacaban a Nataniel Cruz y sus hombres. Sin embargo, él no se esperaba que César apareciera frente a ellos tan rápido. César se le abalanzó como una fiera sin darle tiempo para esquivarlo.
¡Pum!
El golpe de César lo mandó a volar. Pedro sintió como si hubiese chocado contra un tren en marcha y a toda velocidad. Murió en cuanto cayó al suelo con un ruido sordo y se quebró todos y cada uno de sus huesos.
Una vez que terminó con Pedro, César no perdió tiempo y les lanzó un puñetazo y una patada a otros dos hombres, mientras gritaba a viva voz:
—¡Tres!
Tomás abrió los ojos sorprendido.
—Oiga, ¿cómo pudo comenzar antes? ¡Eso es trampa!
A pesar de eso, Tomás arremetió como un rayo contra Rodolfo Estévez, el líder de la Ciudad del Norte. Rodolfo, que era fornido y musculoso, levantó sus manos para golpear a Tomás. Este no se pensaba esconder y lo enfrentó listo para golpearlo también. De hecho, Tomás fue más rápido y le lanzó un golpe más potente que fue a parar al pecho de Rodolfo antes de que este pudiera ponerle un dedo encima.
¡Pum!
El puñetazo hundió sobremanera el pecho de Rodolfo y este cayó al suelo mientras la sangre le salía a borbotones por la boca. Luego, Tomás gritó con tono triunfante:
—¡Uno!
Al mismo tiempo, los de Élite 8 estaban inmersos en una intensa pelea contra los otros hombres que estaban en la habitación. A pesar de que Noel y su pandilla contaban con un gran número de hombres, estaba claro que ellos no eran una amenaza para los guardias de Élite 8, que iban aniquilando con facilidad a sus enemigos uno a uno, como si fueran ocho tigres feroces. Ninguno de los hombres de Noel podía hacerle frente a los ocho de Nataniel, y cada uno de ellos terminaba malherido o moría al momento.
—Estás abarcando más de lo que puedes —dijo Nataniel mientras ponía sus puños en alto también.
¡Bum! Sus puños chocaron entre sí.
Dragón Negro era un hombre gigantesco y musculoso, con puños enormes que se notaba que eran más grandes que los de Nataniel. Él pensó que podría acabar con Nataniel de un solo golpe. Sin embargo, se sorprendió al ver el inmenso poder que irradiaba de los puños de su oponente cuando chocaron con los suyos.
¡Crac…! Se podía escuchar el constante sonido de huesos rompiéndose. La mano derecha de Dragón Negro estaba rota por completo y colgaba de su cuerpo como si no tuviese vida.
—¡Aaah!
En el momento en que Dragón Negro comenzó a aullar, ya Nataniel había lanzado una patada voladora hacia su cabeza. Los lamentos de Dragón Negro cesaron de pronto cuando su cuerpo salió volando y aterrizó frente a Noel. Para ese entonces, el hombre ya estaba muerto.
«¿Qué?». Noel comenzó a temblar por dentro y se levantó de inmediato, mientras miraba el cuerpo de Dragón Negro sin dar crédito a lo que veía. Este era su hombre de confianza, quien lo había acompañado en todas sus conquistas durante veinte años, y en todo ese tiempo no había tenido ni un rival digno. Sin embargo, aquí estaba, ¿muerto en manos de Nataniel Cruz?

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