A pesar de que el grupo de Nataniel Cruz tenía una apariencia extraordinaria, Noel y el resto de su grupo no estaban impresionados. Después de todo, ya tenían a más de ciento cincuenta hombres formados en línea en la habitación, y otros quinientos afuera listos para entrar y matar en cualquier momento. ¡El equipo de once hombres de Nataniel no era nada en comparación con el suyo!
Todas las miradas se posaron sobre Nataniel Cruz y Tomás Dávila.
Noel se burló.
—Tomás Dávila, ya veo que aún sabes lo que te conviene y has seguido mis instrucciones de traer a Nataniel Cruz a este lugar. Por ese motivo, estoy dispuesto a perdonar tu insignificante vida. En ese caso, entrégame todos tus negocios y tus territorios y luego lárgate de Ciudad Fortaleza para siempre. ¿Tienes alguna objeción?
Dragón Negro, Rodolfo Estévez, Pedro Dumas y los demás miraron fijo a Tomás.
«Tomás Dávila había peleado mucho y durante mucho tiempo antes de alcanzar todo lo que poseía en Ciudad Fortaleza, y ahora Noel quería quitarle todo lo que tenía. ¡Tomás no las entregará así de fácil, de ninguna manera!».
Sin embargo, ellos no se esperaban que Tomás sonriera y dijera:
—No tengo ninguna objeción.
Todos estaban anonadados. Nadie esperaba que él se rindiera sin luchar. No obstante, Tomás añadió:
—¡Sin embargo, eso ya no depende de mí, sino de mi jefe, el Señor Cruz!
«¡Jefe!».
Entonces, todas las miradas se dirigieron a Nataniel Cruz. Noel se rio entre dientes y dijo:
—Tu jefe ya tiene un pie puesto en su tumba, así que no creo que tenga ninguna autoridad. Acaben con Nataniel Cruz.
En cuanto Noel terminó de hablar, dos cuerpos oscuros arremetieron contra Nataniel. Ambos lucían sanguinarios y amenazadores. No obstante, antes de que pudieran acercarse a Nataniel, César y Tomás los golpearon a ambos al mismo tiempo.
¡Pum, pum!
Los dos hombres de Noel volaron por los aires hacia atrás y cayeron con fuerza en el suelo. Tomás había golpeado tanto el rostro de uno de ellos que el hombre estaba irreconocible, y la patada de César hizo que el pecho del otro hombre se hiciera pedazos por completo. Ambos hombres murieron al instante.
Noel estaba que escupía fuego.
—¿Cómo se atreven a matar a mis hombres?
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