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Saludo al General romance Capítulo 105

Nataniel miraba fijo a Petunia, quien, a su vez, lo miraba con arrogancia; ella no tenía miedo. Las comisuras de los labios del hombre se elevaron, formando una pequeña sonrisa, cuando notó que la mujer quería provocar una discusión. Sacó de su bolsillo una tarjeta Centurión y, con una sonrisa burlona, la agitó frente al rostro de la gerente.

—Me pregunto si esta tarjeta será suficiente para comprar toda la ropa que hay en esta tienda.

La tarjeta Centurión de American Express se podía usar en cualquier lugar del mundo y, más importante aún, no tenía límite de crédito. Cuando Petunia vio la tarjeta negra que Nataniel tenía en su mano, su expresión de arrogancia se transformó en una de sorpresa y luego volvió a cambiar para expresar alegría. En el rostro de la mujer apareció una sonrisa aduladora que iba muy a tono con sus palabras.

—¡Por supuesto, Señor! Es probable que con esa tarjeta que tiene en su mano pueda comprar cien de estas tiendas sin ningún problema.

Luego se giró hacia Penélope, Bartolomé y Leila para disculparse de inmediato por la forma en que actuó antes. Su forma de ser y de actuar eran muy despreciables, y la familia Cruz no pudo evitar menospreciarla.

Petunia le preguntó a Nataniel con mucho atrevimiento:

—Señor, ¿qué tipo de ropa está buscando? Yo estaría más que feliz de ayudarlo.

Él apuntó a varias filas de manera aleatoria mientras le respondía:

—¡Esta fila, esta fila y aquella fila!

Las mejillas de la gerente se sonrojaron de la alegría. ¡La comisión que obtendría por todo lo que él estaba comprando sería de cientos de miles! Emocionada por el prospecto, y, sin perder un segundo más, le ordenó al resto de los empleados del local:

—¿Qué demonios están esperando, tontos? ¡Traigan para acá todas esas prendas, rápido!

El personal retiró de las perchas casi la mitad de las prendas de la tienda, formando un gran desorden en el proceso. Cuando terminaron, la gerente se volteó hacia Nataniel, y le comunicó:

—Señor, hemos traído toda la ropa que usted seleccionó. ¿Le gustaría pagarla ahora?

En vez de responderle, Nataniel le hizo otra pregunta.

—¿Está feliz?

—¡Sí, por supuesto! ¡Estoy extasiada! —respondió ella con una gran sonrisa en sus labios.

Lo próximo que él dijo fue como una aguja que reventó la burbuja de felicidad de la gerente.

Capítulo 105 1

Capítulo 105 2

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