Cuando Alfredo y el resto de los miembros de la familia escucharon sus palabras, todos se exaltaron de manera obvia.
Alfredo le tomó la mano, entusiasmado.
—¡Sí, sí, sí! Señor Félix, si consigue deshacerse de ese inútil de Nataniel Cruz, toda nuestra familia está dispuesta a aceptar a Penélope y a su bebé de vuelta. También prometo casarla con usted. Los Sosa y los Lobaina nos convertiremos en parientes políticos.
Samuel estaba preocupado.
—Nataniel es bastante inepto, pero de alguna manera tiene a la familia de Bartolomé comiendo de su mano. Me preocupa que Penélope no acepte dejarlo.
Félix entrecerró los ojos y respondió:
—No se preocupe. Me encargaré de deshacerme de él y de ganarme el corazón de Penélope.
Los Sosa no podían ocultar sus amplias sonrisas mientras asentían con fervor.
Félix siguió conversando con Alfredo y su familia. Después de un rato, él y sus hombres salieron de la casa de los Sosa. Al salir, Espectro, uno de sus hombres más capaces, no pudo contenerse:
—Señor Lobaina, Penélope es una mujer «usada». ¿Está seguro de que vale la pena?
Félix se ajustó sus lentes dorados y entrecerró los ojos.
—No me casaría con ella, pero hace poco tomó el control de un importante proyecto en Fortaleza. Este proyecto tiene un buen margen de beneficios. Una vez que la tenga, el proyecto será mío también.
Espectro abrió los ojos como platos.
—¿Entonces, el Sr. Félix en realidad solo pretende usarla?
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