Me quedé mirándolo unos segundos, él quería hablar, asentí
lentamente, el soltó un suspiro que no parecía que estuviera aguantandolo.
- Bien, vamos a mí habitación.- Yo asentí, siguiéndoles los
pasos desde atrás.- Siéntate.
- Me senté en un cómodo sillón de cuero y lo mire. Se acercó
a mí y dios. Mentiría si dijiera que no se me pararon todos los pelos al
tenerlo cerca. Él se había sentado a mí lado, estuvo muy cerca de mí rostro
- Perdón.- Fue lo único que dijo. ¿Ah?
- Eh...
- Yo lo siento.... No debí..- suspiro frustrado.- Estaba
borracho...y..- Ah, era sobre esto.
- Señor Diaz....
- No, shhh yo quiero hablar.- Asentí.- Me emborrache, quería
estar en tu cama, hacerte el amor toda la noche, y lo único que conseguí esque
tú me quisieras lejos, yo...te pegue.- Lo dijo con gran culpa.- Yo me
sobrepase...y yo...te necesito
Fran, hay que lindo, pero no espera, lo mire unos segundos
analizando su pequeño discurso, ¿El realmente me estaba pidiendo perdón?, No
señor si el me quería tener en su cama ya sabía que hacer.
- Ya sabes el trato.- Le dije tranquila, el gruñó.
- Olvida el trato Franchesca, ¿Porque tan encaprichada con
ella?
- Ese no es el punto.- Ignacio rodó los ojos.
- Está bien, está bien.- Me miró como tratando de entrar en
mí mente.- Te dije quien es Victoria.
- ¿De verdad?.- Sentí que mis ojos se iluminaban.
- Si.- Yo asentí y el se acercó para besarme.
- Hey, hey, primero Victoria.
- Ella puede esperar .- y sin más me beso los labios,
posesivamente, oh dios como habia extrañado la boca de este terco y misterioso
empresario.
Nuestra ropa desapareció rápido, y sus besos me recorrían
todo el cuerpo, todavía estábamos en aquel sillón. Yo recostada y el por
encima, recorriendome completa, su miembro me rosaban la entrada y mis
caderas actuaban por si solas, moviéndose hacia el invitándolo, Ignacio gimió
en mí oído y mordió el lóbulo de mí oreja.
- Quiero que grites.- Me hablaba ronco.
- Van a escucharnos.
- Que lo hagan.- Gruñó.- Que se enteren como te hago mía.
Y grite tal y como el me lo pidió mientras entraba en mí,
fue un gemido alto y al instante me avergonze, el se rió y me beso los labios
mientras seguia embistiendo.
- Si nena, grita.- Y siguió más fuerte y rápido.
Mis jadeos y gemido se escuchaban por toda la habitación, y
tal vez parte del segundo piso, me apreté contra el y me deje liberar. El gruñó
y luego dio un grito profundo liberándose, me tomo en sus brazos y se sentó en
el sillón conmigo a horcajadas, me frote contra el
- ¿Más?.- Me preguntó con una sonrisa en su cara, me tomo
las caderas y me puso contra el mientras me llenaba.
- Si.- Gemí despacio solo para que el escuchase y empece a
moverme lento.
- Más rápido.
que otra lágrima empezó a salir.
- Yo no hago tratos Welsch.- Lo mire con mis ojos aguados,
presentía el porque no me lo quería decir, si mis sospechas eran ciertas....
Quizás piense que no volveré a acostarme con el.
- ¡Entonces no debiste haberme sobornado para acostarme
contigo! .- Le grite furiosa, era un maldito solo me utilizo.- Olvidate de lo
nuestro Ignacio.
Dicho esto me levanté rápido, tome mis prendas y me las puse
tan rápido como pude, el me miraba desde su cama, ni siquiera se levantó a
pedirme perdón o algo, cuando abrí la puerta me voltee hacia el
- Pense que eras hombre de palabras, dejas mucho de que
pensar.
Salí y di un golpe fuerte, Camille salía de su habitación, y
se acercó a mí rápido. Al ver mis lágrimas frunció el ceño, y me abrazó.
- ¿Que te hizo?.- Me preguntó una vez que ya estábamos en mí
habitación.
- Me soborno y me utilizo.- Dije entre sollozo.
- Es un....Sel, tienes que olvidarlo si? ,Lo digo como tú
mejor amiga
- Si, porque estás aquí por la noche y no mañana?
- Oh porque hice un trato con Ignacio, que si llegaba hoy en
la noche me debajo salir el sábado en la noche de la otra semana.
- El no hace tratos Camille.- Solloce otra vez
- Sel, Olvídate de el de una vez por todas, solo te hace
daño, te utiliza, y aunque duela tienes que aceptarlo, no creo que te quiera Franchesca.-
Eso dolió.- Si lo hiciera no se comportaría contigo de la forma que lo hace.

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