Después de todo, ella había entregado tanto por ese proyecto, que hasta un extraño como él sentía que la decisión de Oliver era demasiado injusta. Ahora resultaba que Oliver podía simplemente entregar el proyecto a otra persona, así de fácil.
Pero la reacción de Daisy fue tan tranquila que hasta sorprendía.
Oliver mismo presentó a Vanesa con los socios del proyecto, dejando claro que pensaba protegerla a toda costa.
Eso sí era ponerle corazón.
Y era un tipo de cuidado que Daisy jamás había experimentado antes.
Por eso, su voz salió suave y sin drama:
—Voy a organizar cuanto antes toda la información del proyecto para entregársela a la directora Espinosa.
—Te lo agradezco mucho, Ayala —respondió Vanesa con una cortesía que sonaba hasta lejana.
Daisy asintió apenas, recogió su bolso y, antes de irse, se dirigió a Martín:
—Presidente Salazar, puede tratar directamente con la directora Espinosa. Yo me retiro.
A Martín le hubiera gustado retenerla, pero no tenía ningún derecho a intervenir.
Al final, solo pudo expresar su inconformidad de manera indirecta:
—Al fin y al cabo, esto es decisión interna de su empresa, yo como externo no tengo voz ni voto. Igual, con quien sea que trate el proyecto es lo de menos. Aunque, presidente Aguilar, usted sabe que yo soy de los que prefieren cerrar tratos bebiendo. La vez pasada, Ayala se aventó nueve copas y me dejó sorprendido. ¿Quién sabe si la directora Espinosa aguante igual?
—Tal vez no tanto como Ayala, pero con gusto acompaño al presidente Salazar hasta donde se pueda —respondió Vanesa, levantando su copa con naturalidad.
Antes de que lograra beber, Oliver le arrebató la copa de la mano:
—Ella no se siente bien, así que la copa la tomo yo por ella.
Sin esperar reacción de Martín, Oliver se bebió el licor de un solo trago.
Martín estaba consciente de que Oliver era alérgico al alcohol. Por eso, en todas las reuniones importantes, Daisy era quien terminaba bebiendo en su lugar.
Después de tanto tiempo de conocerse, era la primera vez que Oliver se ponía en lugar de otra persona para evitarle el alcohol.
Entonces, ¿qué significaban todas esas veces que Daisy había bebido por él?
Daisy, que ya iba saliendo por la puerta, también se quedó pensando en eso.
...
De regreso en casa, Daisy tomó sus medicinas y apenas se acostó cuando el celular sonó. Era Camila.
Le preguntó si había estado descansando bien últimamente.
¿Había logrado recuperarse del todo?
¿Estaba cumpliendo con las recomendaciones del doctor, sobre todo evitando el alcohol?
Daisy contestó con evasivas.
Camila captó al instante que le estaba mintiendo:
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