UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 136

—Haz eso... no puedo quedarme con ninguna duda, Gazca, con ninguna —murmuró.

Colgó la llamada y se mesó los cabellos, sin saber que en ese mismo momento Andrea lo observaba desde un ángulo del corredor, preocupada porque sabía que aquel sería uno de los obstáculos más difíciles de atravesar para los dos.

Se alistaron en silencio esa mañana y fueron a llevar a Adriana con Nikola. El abuelo estaba mejorando mucho y quizás en un par de semanas ya pudieran tenerlo en casa de nuevo. Mientras Andrea conversaba con él y jugaban con la bebé, Zack hizo un espacio con su madre para contarle todo lo que había sucedido.

—En cierta forma me siento aliviada de que tus hermanas se hayan humanizado —sentenció Luana—. Y con respecto a todo lo demás solo puedo decirte que estoy orgullosa de ti, hijo. Hiciste lo que tenías que hacer y por duro que sea lo vas a superar. Ahora por favor dime que se van a quedar aquí por un buen tiempo.

Zack levantó la mirada y ella se alegró de ver que sus ojos brillaban con más seguridad.

—Sí, mamá, es lo que quiero —respondió—. Los dos podemos trabajar desde casa y he pensado que podríamos buscar un lugar aquí en la ciudad para pasar varios meses. Me gustaría tener a Adriana cerca de ustedes que pueda pasar un poco de tiempo siendo muy consentida.

Luana le sonrió complacida y lo abrazó con fuerza.

—Por supuesto, hijo, eso será maravilloso. Si quieren nosotros nos encargamos de buscarles algo bonito para vivir mientras...

—No hace falta mamá —aseguró Zack—. Mientras nos cuiden a la beba un ratito estoy seguro de que Andrea y yo podremos encontrar algo que nos acomode.

Luana lo abrazó y lo apretó contra su pecho, emocionada porque el nudo en su estómago finalmente se estaba desatando después de tantas preocupaciones.

—Todo se arreglará, ya lo verás —le dijo mientras lo acariciaba como si fuera un niño—. Pero todavía hay otra cosa que me preocupa, hijo. Sacaste a la bebé con papeles falsos de Canadá. Tienes que arreglar todo con ella y con Andrea, no podemos correr riesgos.

Zack suspiró mientras asentía. Ese era otro problema, y aunque tenía la solución perfecta, quizás con todo lo que estaba pasando Andrea no se sintiera del todo cómoda con ella.

Regresaron a la habitación y el señor Nikola se emocionó al saber que su esposa y él se quedarían cuidando de Adriana por un rato.

Zack tomó la mano de Andrea y apenas se subieron a la camioneta ella le preguntó:

—¿Vamos a algún lugar en especial?

—Sí, vamos a buscar nuestra propia casa —intentó sonreírle él—. No es que no me guste la de mis padres, pero... ya sabes...