UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 137

Andrea contuvo el aliento. La idea de que Adriana todavía estuviera en peligro era insoportable, pero la falta de confianza de Zack para comentarle la solución que tenía en mente era todavía peor.

—¿Qué quieres decir? ¿Por qué...? ¿Por qué no me va a gustar? —preguntó.

—Bueno... la forma más fácil de legalizar la situación de Adriana es casarnos, es que yo la adopte como mi hija —dijo él sin mirarla—. El apellido Keller tiene mucho peso en este país, podríamos tener todo solucionado en cuestión de pocos días.

Andrea pasó saliva porque Zack no parecía muy convencido de lo que estaba proponiéndole.

—Entiendo, pero... ¿tú estás bien con eso? ¿Con casarnos? —preguntó Andrea. A esas alturas ya estaba dispuesta a todo para lograr que Adriana estuviera segura.

—Sí, sí, claro... Pero sé que tú no quieres casarte. Te juro que esto sería solo algo legal, solo para poner a Andrea a salvo, no tienes que tomarlo como una unión real si no quieres —intentó explicarle él y Andrea sintió que se le caían las alas del corazón.

—Vaya... la propuesta anterior fue mucho mejor —intentó bromear pero Zack solo la miró con expectación.

—¿Entonces vas a aceptar? —preguntó él y Andrea se abrazó el cuerpo.

—Yo ya creo que la unión que tenemos es real aunque no haya un papel de por medio —le respondió—. Sabes que yo haría lo que fuera por mi hija... pero no quiero obligarte a nada y tú no pareces muy feliz con la idea.

Zack tiró de su mano y la estrechó con fuerza.

—No pienses eso... claro que estoy feliz, solo estoy... distraído, amor. Estoy distraído, pero te prometo que haré lo que sea para que ustedes estén bien, de verdad.

Andrea asintió en silencio, pero lo cierto era que no estaba muy convencida de que aquello saliera precisamente bien. Esa noche de nuevo sintió a Zack dando vueltas y vueltas en la cama, acosado por aquellas pesadillas que sabía que involucraban a Mason.

Al día siguiente aprovecharon la ayuda de la señora Luana, y mientras ella cuidaba a la bebé, Zack y Andrea completaron su pequeña mudanza.

Y en pocas horas, estaban los dos sentados en el sofá de su nuevo hogar. Andrea no podía evitar sonreír al pensar que aquel lugar era el principio de una vida mucho mejor para ellos. En ese momento Zack le pasó un brazo por los hombros y la besó con ternura.

—Ahora sí vamos a estar tranquilos y juntos —le dijo él y ella asintió.

—¿Qué tal si empezamos a diseñar nuestra nueva vida? —dijo Andrea, y Zack se animó al ver la emoción en sus ojos.

—No... no puedo hacer eso, no voy a confesarle lo que hice a nadie...

—¡Zack, es un médico, existe el privilegio de la confidencialidad! —insistió ella.

—¡Andrea, no existe la confidencialidad cuando hay dinero de por medio! ¡No puedo arriesgarme, no lo voy a hacer! ¡Además, esto no me está afectando, se me va a pasar...!

Andrea se puso de pie apretó los labios mientras intentaba encontrar sus ojos pero él no la miraba directamente.

—¿Cómo puedes decir que no te afecta? Zack, apenas duermes, cada día estás más irritable, más inquieto —le dijo tomando sus manos y besándolas—. Amor no puedes seguir así. Nuestra boda es en menos de una semana, y ya sé que no vamos a invitar a nadie pero me gustaría que estuvieras bien, que fuera un momento feliz para los dos...

Él la estrecho en sus brazos y le dio un beso suave y un poco ausente.

—Esa es mi decisión y esto va a pasar, ya lo verás. Todo va a pasar, solo... vamos a enfocarnos en nuestra boda y en la adopción de Adriana y todo estará bien.