UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 187

Estaba ansioso, nervioso, asustado. Danna estaba viva. ¡Gracias a Dios Danna estaba muy viva, pero por algún motivo la estaban llamando Leda!

Su nombre oficial, el verdadero era Danna McKenzie, lo sabía porque lo había visto en los tableros de las competencias y además, a ese nombre estaba el certificado de defunción que había encontrado Jhon...

¡El certificado! ¡Tenía que significar algo!

¿De quién era obra todo aquello? ¿De la vieja bruja que era madre de Danna o de la misma muchacha? En cualquier caso, fingir su muerte era un delito, Loan lo sabía, por eso no se atrevió a hacer ningún movimiento hasta que supiera muy bien qué estaba pasando.

Ella no volvió al comedor, en su lugar llegó otra chica y Loan pasó el resto de la tarde atormentado, esperando a que fuera de noche.

—Tengo una pregunta. ¿Cuánto personal de servicio se necesita para mantener en marcha el castillo? —increpó a Olivia.

—Solo media docena. Chef y dos asistentes de cocina, un mayordomo, un jardinero, y cinco chicas de limpieza y lavandería —respondió Olivia con orgullo.

—¿Y... este... todos ellos se quedan en la casa?

—Hay dependencias fuera del castillo, como unos doscientos metros al oeste, después del río —declaró Olivia—. Ahí vive el personal de servicio.

—Ah... entiendo.

Loan cerró la conversación, pero estaba desquiciado por que el reloj avanzara más lento para poder retirarse a su habitación. Bryson y él ofrecieron disculpas tan pronto como pudieron y fueron conducidos a los cuartos del segundo piso. Lujosos sí eran y no lo suficientemente altos como para que Loan no pudiera descolgarse de una de las ventanas en cuanto el reloj dio las once y todas las luces de la casa se apagaron.

El cuerpo de la muchacha se tensó entre sus brazos y la escuchó gruñir un furioso "Suéltame", pero la boca de Loan era demasiado demandante como para resistirse y en pocos segundos sintió cómo aquella resistencia cedía mientras Danna le daba paso abierto a su boca.

Sus labios entrelazados bailaban en la cálida oscuridad de la habitación, sus cuerpos se juntaban y separaban casi acompasadamente presionándose uno al otro mientras Loan la envolvía en un abrazo poderoso. La boca de Danna seguía siendo tierna, dulce y desesperada cuando se entregaba completamente a él.

La respiración comenzó a ser entrecortada cuando sus lenguas se encontraron en una danza tierna y frenética. No fue hasta que los labios de Danna se separaron de los de él, que Loan volvió a la realidad.

—Danna... —susurró mirándola con ternura.

—Tenemos que parar —dijo ella bajando la mirada mientras sus mejillas se teñían de un intenso rubor.