UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 247

Loan entró en aquella habitación y miró a todos lados menos a Ailsa. Era un lugar horrible para morir, pero Jhon se había equivocado al pensar que no tenía estómago para aquello.

Llegó junto a la mujer y le dirigió una mirada amenazante.

—Dime dónde está Danna —exigió.

Ailsa no se movió siquiera. Aunque estaba esposada a la silla se veía indiferente, hasta aburrida, como si nada de aquello le importara.

—¿Por qué debería contarte? —preguntó con sorna—. ¿Ahora sí me vas a pagar?

—No, ni un centavo más, pero a menos que me digas exactamente las palabras que quiero escuchar —dijo Loan con suavidad agachándose frente a ella—, estoy seguro de que ni siquiera conseguirás disfrutar lo que ya te llevaste. —La mujer sonrió y él también—. ¿Crees que no tengo poder para lastimarte? —preguntó.

—No tengo que creerlo, sé que no lo tienes —rio Ailsa con sarcasmo—. Si quieres encontrar a Danna, tienes que soltarme, de lo contrario no sabrás nada de ella. Porque te aseguro que no tienes los huevos para sacármelo.

Loan asintió mientras se ponía de pie. Sacó la pistola del cinturón y colocó el cañón sobre una rodilla de Ailsa.

—¿Dónde está Danna? —repitió con voz hueca.

La respuesta fue una carcajada.

—¡Ay, por Dios! ¡Sé que no vas a dispararme! —le espetó Ailsa—. ¡No tienes lo que hace falta para apretar un gatillo, tu corazón es demasiado grande y eso te hace débil...! ¡Solo eres un hombre débil haciendo amenazas!

Loan se quedó pensativo por un instante y asintió.

—Tienes razón —murmuró—. Soy un hombre débil... pero debiste leer a Balzac —sonrió—. "En la venganza, el más débil es siempre más feroz".

El disparo resonó como un largo eco en el sótano y se disipó por las cañerías junto con los gritos de dolor de Ailsa. La bala atravesó la rodilla, destrozándola y causándole un dolor insoportable. Afuera Jhon y Speedy se miraron, pero los gritos significaban que todavía estaba viva.

—Bien, ya que dejamos asentado que soy perfectamente capaz de dispararte —suspiró Loan—. ¿Qué tal si no lo intentamos de nuevo? ¿Dónde está Danna?

Apoyó en cañón del arma sobre una de sus manos esta vez.

—No puedes hacer esto... —musitó Ailsa desesperada.

—Y tú no puedes secuestrar gente pero aquí estamos los dos, del otro lado de la ley —replicó Loan—. ¿Danna?

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