UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 269

—Dime que te puedo abrazar —fueron las únicas palabras que salieron de la boca de Loan antes de tirar de ella y sentarla en su regazo.

Había dos mantas de por medio pero aun así el cuerpo de Loan estaba ardiendo y Danna se hizo un pequeño ovillo entre sus piernas.

—Lo siento, nena, si intentamos ir a casa con esta lluvia acabaremos peor —murmuró en su oído y ella asintió mientras temblaba.

El problema era que aquel frío no era solo externo, el resto de su corazón y de su alma también se sentía así.

—¿Por qué está pasando esto, Loan? —preguntó angustiada—. ¿Te imaginas si llego a traer a Mauro? ¡Qué peligro, Dios!

—Tranquila, no pienses eso. Para esto te estoy vigilando, Mauro está tranquilito en su cuna —la calmó él—. Y con respecto a por qué está pasando, la doctora dijo que es...

—Espera ¿qué? —Danna se giró entre sus brazos para verlo—. ¿Hablaste con mi doctora?

Loan pasó saliva porque no quería que se tomara mal aquello, pero había tenido que hacerlo.

—Lo siento, nena, pero tenía que decirle, necesitaba que me diera opciones o me enseñara cómo tratarte —le respondió Loan—. Te juro que ella no me dijo nada sobre ti ni sobre lo que han hablado ¡te lo juro! Pero yo necesitaba que lo tuviera en cuenta para que te ayude.

Danna apretó los labios durante un largo segundo. No sabía ni qué sentía sobre eso, porque había otra cosa que la asustaba más.

—¿Y qué te dijo? —murmuró—. ¿Voy a seguir haciéndolo o esto se me va a quitar?

Loan respiró profundamente antes de explicarle.

—La doctora dice que sales dormida porque tu subconsciente está intentando escapar. Dice que estás tratando de alejarte de los lugares cerrados, que prefieres el aire libre y los espacios abiertos.

—¡Pues me voy a tener que mudar al Caribe, porque con este frío tres salidas más y agarro una neumonía! —rezongó ella y sintió cómo los brazos de Loan se cerraban aún más a su alrededor.

Era agradable estar allí, con él. Era como si poco a poco lograra sentirse segura de nuevo.

—Entonces nos mudamos al Caribe —accedió Loan con una sonrisa—. La doctora dijo que vas a seguir saliendo a menos que te haga una casa sin paredes, así que en eso ando pensando.

Danna levantó los ojos para verlo y su mirada se detuvo en la línea de su barba. Estaba descuidada, él estaba ojeroso y se veía cansado. De verdad llevaba días sin dormir mientras la cuidaba.

No pudo evitarlo. apartó un poco su manta y pegó la mejilla a la piel de su pecho y Loan la escuchó suspirar bajito. Le apartó el cabello húmedo del rostro y acaricio su piel con suavidad y contuvo la respiración mientras miraba al techo porque se estaba muriendo por besarla.

Danna no lo recordaba, pero tampoco lo ponía en duda.

Y entonces, muy lentamente, Loan se inclinó hacia su rostro. La tomó de la barbilla y al acercarse ella sintió el calor de sus labios cuando tocaban los suyos. Era como si el tiempo se hubiera detenido; todo parecía haberse quedado quieto a esperar que finalmente estuvieran cerca luego de tanto tiempo separados. El beso fue dulce y largo, profundo y tierno a la vez, y el calor entre ellos creció hasta el punto en que Danna gimió en su boca y trató de apartarse.

—Espera...

—No quiero —siseó él devorando su boca de nuevo y Danna ahogó un gemido.

Los labios de Loan eran demandantes y suaves mientras devoraban su boca, y sus manos la acariciaban en medio de aquellas respiraciones poderosas.

—Loan, por favor... por favor espera... —susurró Danna y él se separó de ella casi temblando.

—¿Qué sucede? —preguntó con suavidad.

—Yo... —murmuró ella apartando los ojos de los suyos con vergüenza—. Todavía hay muchas cosas que tengo que arreglar, no puedo hacer esto... todavía tengo que hacerme exámenes en unas semanas, comprobar si no estoy emb...