UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 297

Levi se puso rojo hasta la raíz del cabello al escucharla decir eso, y no tenía precisamente algo que ver con la moralidad, sino con aquel instante de imaginación que lo hizo pensar en los gemidos de Noémi Keller mientras se tocaba.

"¡Me va a matar!"

—¿Está aburrida y no tienes nada más que hacer? ¿Es eso? —siseó intentando alejarla.

—Pues para serte franca vine con toda la intención de ayudar en lugar de Danna. Ahora, sin embargo, me importa poco si necesitas ayuda o no, me conformaré con quedarme a fastidiarte. Así que puedes ir a incomodarte y poner tu carota por allá, que yo estaré por aquí bien feliz... existiendo.

Levi se mordió el labio inferior ante el desafío, pero la realidad era que no podía echar de la tienda a la hermana del dueño si quería conservar el trabajo. Le dio la espalda y se fue a seguir con lo que estaba haciendo.

—¡Ah! No hace falta que te pongas de nuevo la camiseta —lo provocó ella con una sonrisa—. Me gusta la vista.

Levi abrió la boca para protestar pero Noemi ya había empezado a caminar hacia una de las pilas de cajas al fondo del almacén.

Gruñó con frustración, pero no podía hacer nada porque aquella loca lengua suelta se mandaba sola. Finalmente él se puso a mover cajas para ocuparse y ella movía las más pequeñas y llevaba el inventario.

Levi la miraba de reojo. Ni siquiera se le insinuaba y a él le costaba hasta respirar; y eso solo lo molestaba más. No entendía qué hacía allí, codeándose con un tipo que evidentemente no estaba al nivel de los magnates a los que ella estaba acostumbrada.

Por fin para el mediodía Noémi puso sobre el mostrador la tablilla de inventario y suspiró con cansancio. No se había roto ni una uña, pero tampoco se había divertido. Levi Ferguson era un hombre extremadamente atractivo, pero no sabía jugar. Había demostrado que la quería lejos y eso no había cambiado en toda la mañana.

Y a buen entendedor...

—Listo, trabajo terminado, señor Jefe —dijo con una sonrisa tomando su abrigo—. Lamento si te incomodé hoy, hice un compromiso con Danna y no suelo faltar a mi palabra, pero entiendo que no estás a gusto conmigo alrededor así que procuraré no cruzarme de nuevo en tu camino.

Levi se quedó petrificado. Su tono de voz era tan suave que estremecía, y cuando Noémi alargó la mano y él la tomó fue como recibir una descarga.

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