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De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 153

Al llegar a la entrada de la mansión Soler, Leandro vio a Belén.

—¿Por qué traes el cabello tan desordenado? —preguntó Leandro, con un tono que sonaba bastante duro.

Belén sintió un ligero escalofrío y bajó la mirada, murmurando:

—Fue el viento… me lo alborotó.

Su mentira era tan evidente que Leandro la descubrió al instante.

—Belén, no tengo problema con que tengas novio, pero debes saber poner límites. Si vuelves a hacer lo mismo que antes, no voy a perdonarte otra vez. Además, si sales embarazada así nada más, la que sale perdiendo eres tú. No andes confiando tan fácil ni entregándote así.

Apenas terminó de hablar, Leandro se metió directo a la mansión Soler.

Belén se quedó paralizada unos segundos en la entrada, sin saber cómo reaccionar. Al final, respiró profundo y se atrevió a seguirlo.

—Hermano, no es como tú piensas —intentó justificar, con la voz algo temblorosa. Sin embargo, después de pensarlo un poco, añadió—: Pero pase lo que pase, voy a hacerles caso a ustedes.

Leandro se giró a mirarla. Fijó la vista en sus ojos, que estaban ligeramente enrojecidos, y al notar su vulnerabilidad, su tono se suavizó por fin.

—Está bien.

Belén esbozó una sonrisa tranquila.

—Gracias, hermano.

Pero a Leandro no le gustaban esas muestras de afecto, así que cambió rápidamente de tema.

—Rosa dijo en la noche que te extraña. Como siempre estás ocupada, casi no te ve. Cuando tengas un rato libre, ven más temprano a la casa.

—Claro, hermano, lo haré —respondió Belén sin dudar.

...

A la mañana siguiente, cuando Belén despertó, Rosario ya se había ido al colegio. Sin embargo, tenía un mensaje de voz de su sobrina en el celular:

[Güera, cuando empiecen las vacaciones de invierno, vámonos juntas a esquiar a otro país, ¿va?]

La voz de Rosario era tan dulce y suave que el corazón de Belén se derritió al instante.

Sentada al borde de la cama, Belén reprodujo el mensaje una y otra vez, aferrándose al celular como si fuera un tesoro. Pero, de repente, al escucharlo por tercera vez, la imagen de Cecilia apareció en su mente, inevitablemente.

Había criado a Cecilia tantos años y jamás había podido viajar con su hija, ni siquiera una sola vez.

Aunque, siendo sincera, tampoco es que no hubiera tenido oportunidad… Lo que siempre había soñado era hacer un viaje en familia, los tres juntos.

Pero el corazón de Fabián siempre estuvo con Frida. ¿Cómo iba a querer él acompañarlas de viaje?

Pensó en tirarlo, pero seguro que adentro había algo carísimo, quizás incluso más valioso que la pulsera de la otra vez. Pero si no lo tiraba, tampoco quería quedárselo.

Se quedó atrapada en ese dilema unos minutos.

Al final, optó por guardarlo. De todas formas, si lo perdía, ni siquiera podría pagarlo.

...

Ya casi terminaba de redactar los expedientes cuando escuchó a varios médicos cuchicheando cerca de la puerta:

—¿Supieron lo del doctor genio que despidieron hace poco? Ahora lo metieron a la lista negra de la medicina. Le van a quitar el título de maestría y doctorado, y va a cargar con ese antecedente toda la vida. Dicen que hasta sus hijos ya no podrán presentar exámenes para empleos públicos ni ingresar a la universidad.

—¿Neta? ¿Qué hizo para que se ensañaran así?

—Dicen que durante su trabajo aceptaba sobornos, desviaba fondos y hasta tenía negocios ilegales. Alguien lo denunció y por eso le cayó todo el peso encima.

—Pues si es verdad, bien merecido lo tiene.

Al escuchar el chisme, Belén no pudo evitar meterse a Twitter.

Como era de esperarse, la noticia de que Hugo había sido expulsado del gremio médico ya estaba en tendencias, en el primer lugar.

Entre un montón de comentarios negativos, de pronto apareció uno defendiendo a Hugo.

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