Sus palabras hicieron que Belén recordara su propio pasado.
Hubo un tiempo en el que ella también tuvo esos mismos sueños.
En aquel entonces, su meta era convertirse en una gran cirujana general.
Pero ahora, era solo una pediatra en un hospital de primer nivel, sin siquiera la autorización para entrar a un quirófano.
Belén se conmovió y no dijo nada más.
En ese momento, dos chicas saludaron a Pilar desde lejos.
—¡Pilar, vamos a bailar!
—¡Ya voy! —respondió Pilar en voz alta.
Luego, bajó la vista hacia Belén.
—Cuñada, entonces voy a divertirme con mis amigas.
Belén asintió.
—Sí, cuídate mucho.
Pilar se levantó y dio un par de pasos, pero se detuvo. Se giró para mirar a Belén y le sonrió.
—Cuñada, no voy a cambiar de opinión sobre estudiar medicina. Pienso que si yo hubiera estado ahí cuando nació Cecilia, seguro no habrías tenido tanto miedo.
Quería estudiar medicina, especializarse en ginecología y obstetricia, para que las mujeres no tuvieran que temer al dar a luz.
Al escuchar las palabras de Pilar, Belén no pudo evitar sentirse conmovida.
Los recuerdos del parto de Cecilia la invadieron, haciéndola temblar, y las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.
Cuanto más pensaba en ello, más le dolía el corazón.
La hija por la que había arriesgado su vida ahora quería llamar «mamá» a otra persona.
La tristeza la abrumó y se cubrió el rostro con las manos.
Un momento después, un ligero olor a tabaco flotó detrás de ella.
Se giró en un instante, pero fue demasiado lenta. La mano de Tobías ya estaba sobre su hombro.
Al ver su reacción de alerta, Tobías soltó una risa ahogada.
—Pareces un perrito asustado.
Sabía que acababa de llorar, pero en lugar de preguntar, la estaba molestando.

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Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: De Esposa Desechable a Cirujana Renacida
Faltan muchos capitulos y a los que hay les falta parte del texto. Asi es imposible. Te gastas dinero para leer u te toman el pelo....