De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 287

Fabio se giró para mirar a Tobías, con el ceño fruncido y una expresión de descontento.

—Señor Tobías, fue la señora la que se negó. ¿Por qué se desquita conmigo?

—¿Crees que el palito de queso fue gratis? —replicó Tobías, algo molesto.

—Si tan valiente es, ¿por qué no la invitó usted? —contraatacó Fabio.

Tobías se acercó, le pellizcó suavemente la oreja y dijo:

—Tan joven y ya aprendiendo mañas. ¿Ahora también les contestas a los adultos? Dime, ¿eso te lo enseñó tu papá? Como es abogado, veo que saliste igual de contreras.

Fabio no sintió dolor, pero fingió que le dolía mucho. Se quejó un par de veces, sacó la lengua y dijo:

—No me lo enseñó mi papá, me lo enseñó el señor Tobías.

Tobías le soltó la oreja, le tomó la carita entre las manos y, fingiendo una expresión feroz, dijo:

—El señor Tobías nunca se acobarda con las mujeres, no como tú, que hasta una niñita como Rosa te da miedo.

—¡Rosario es una marimacha! —exclamó Fabio, indignado—. ¿Dónde le ves tú lo femenino?

Tobías soltó a Fabio, se recostó en el respaldo de la silla, cerró los ojos y dijo con pereza:

—Lo que no sirve, no sirve. ¿Para qué buscas excusas?

Al oír esto, Fabio rompió a llorar con un fuerte «¡Buaaa!».

Tobías se enderezó de un salto, intentando torpemente consolarlo, pero no sabía qué hacer con las manos.

Fabio lloraba cada vez más fuerte, y Tobías, sin saber cómo calmarlo, le gritó:

—Si sigues llorando, voy a llamar a Rosa para que te ponga en tu lugar.

La amenaza surtió efecto. El llanto de Fabio cesó de golpe.

Se giró y fulminó a Tobías con una mirada llena de ira.

—¡Hum! Se lo voy a decir a mi papá.

Apenas terminó de hablar, una voz agradable y profunda sonó detrás de ellos.

—¿Qué pasa?

Al oír la voz de su padre, Fabio saltó del sofá.

—¡Papá, ya volviste! —exclamó alegremente.

Esteban Pérez se acercó al sofá y levantó a Fabio en brazos.

—¿Qué pasó? —le preguntó a su hijo, bajando la mirada—. ¿El señor Tobías te hizo enojar otra vez?

Pero antes de que Fabio pudiera decir nada, Tobías se le adelantó:

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