Leandro se quedó parado en lo alto de la escalera, con el portafolio en la mano, viendo cómo Tobías se llevaba a Belén en brazos.
Estuvo a punto de exigirle una explicación, pero al ver el rostro encendido por la fiebre de Belén, se tragó sus palabras.
Al bajar, Tobías se encontró también con Dolores, que acababa de llegar.
Aun con Belén en brazos, Tobías la saludó.
—Cuñada.
Dolores se sorprendió al verlo, pero se recompuso en un instante. Al notar el estado de Belén, preguntó de inmediato:
—¿Qué le pasa a Belén?
Tobías caminaba a grandes zancadas hacia la salida, respondiendo mientras avanzaba.
—Tiene fiebre, la llevo al hospital.
Antes de que Dolores pudiera reaccionar, Tobías ya había salido de la casa con Belén en brazos.
En ese momento, Leandro bajó las escaleras y, al ver a Dolores, le dijo:
—Vamos, hay que seguirlos.
En una situación así, la salud de Belén era lo más importante.
Ya habría tiempo para averiguar por qué Tobías estaba en la mansión Soler.
***
En mitad de la noche, Belén abrió los ojos con dificultad.
Lo primero que vio fue el techo blanco del hospital, y un fuerte olor a desinfectante le invadió la nariz.
Sintió un pinchazo en el dorso de la mano y, al girar la cabeza, se dio cuenta de que le estaban poniendo suero.
En ese momento, una voz suave sonó a su lado.
—Belén, ¿ya despertaste?
Era la voz de Dolores.
Belén siguió el sonido y vio a Dolores sentada a su derecha, mientras que en su brazo izquierdo tenía la vía del suero.
Abrió la boca y, con esfuerzo, logró decir:
—Cuñada.
Su voz era ronca y débil, y sus ojos estaban enrojecidos.
Dolores le tocó la frente y le dijo con voz suave:
—Ya te bajó la fiebre. ¿Te sientes un poco mejor?
Belén le dedicó una leve sonrisa a Dolores.

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Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: De Esposa Desechable a Cirujana Renacida
Faltan muchos capitulos y a los que hay les falta parte del texto. Asi es imposible. Te gastas dinero para leer u te toman el pelo....