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Después de que mi Esposo me Lanzó de un Acantilado, Regresé para Destruirlo Todo romance Capítulo 4

El aislamiento era absoluto, una campana de cristal diseñada por Liam.

Había convencido a los médicos de que el reposo total y la ausencia de estrés eran la única cura para su frágil memoria. Y los médicos, viendo a un esposo tan devoto y preocupado, le creyeron.-

Los días de Thaís transcurrían entre las cuatro paredes blancas, con la única compañía de un televisor que Liam encendía solo en canales de naturaleza o música clásica.

—Nada de noticias, mi amor. Son demasiado deprimentes y podrían confundirte.

Una mañana, sin embargo, la rutina se rompió. Una enfermera joven y despistada, mientras le cambiaba el suero, dejó el control remoto sobre la mesita de noche, a su alcance.

Un pequeño error. Una grieta en la perfecta fortaleza de Liam.

En cuanto la enfermera salió, Thaís tomó el control. Sus dedos temblaban ligeramente mientras pulsaba los botones, sintiéndose como una criminal en su propia habitación de hospital.

Pasó canales al azar, saltando de un concurso a una telenovela, hasta que un programa de viajes llamó su atención. La sintonía era alegre y la voz del presentador, entusiasta.

“Y aquí estamos, en el majestuoso Acantilado de los Suspiros, una de las joyas naturales de nuestra costa, famoso por sus vistas y, lamentablemente, por las trágicas leyendas de amantes despechados”.

El corazón de Thaís empezó a latir con una fuerza desbocada, un tambor contra sus costillas.

La cámara hizo una toma panorámica desde un dron. Mostraba un impresionante acantilado que caía a pico sobre un mar azul y revuelto, con olas que rompían con furia contra las rocas.

Y luego, la cámara se centró en el mirador principal, el punto más visitado.

“Este es el punto más famoso”, continuó el presentador, caminando por un sendero de piedra, “desde donde miles de turistas al año toman la fotografía perfecta. Como pueden ver, el sendero es estrecho, pero las autoridades instalaron hace años esta robusta barandilla de seguridad para evitar cualquier tipo de accidente”.

La cámara se acercó a la barandilla. Hizo un primer plano.

Era de hierro forjado, pintada de un color oscuro, con un diseño ornamental. Era alta, sólida. Le llegaría por lo menos a la cintura a una persona de estatura media. Imposible caerse por accidente.

Thaís se quedó paralizada, con los ojos fijos en la pantalla.

Capítulo 4 1

Capítulo 4 2

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