Estefanía se sentía pésimo. Con un gesto brusco, apartó la mano de Benicio y desvió la mirada.
—Si tienes algo que decir, dilo bien. No me toques, ya te lo he dicho: me das asco.
Esa frase hizo que el enojo brillara en los ojos de Benicio, pero en vez de regañarla, bajó la voz y se mostró más suave.
—Estefanía, yo sé que me amas. Lo que juré antes, no va a cambiar. Siempre vas a ser mi señora Téllez.
A Estefanía aquello le sonó raro, fuera de lugar, así que lo encaró.
—¿Y entonces?
Benicio titubeó, hasta que al fin habló.
—Por eso mismo… no la tomes contra Cris todo el tiempo. Esta vez…
Estefanía soltó una carcajada cortante. Así que de eso se trataba.
Por Cristina, Benicio era capaz de todo. Él, tan orgulloso y altivo, aguantando que ella lo insultara y ni así perdía la compostura.
En ese momento, el celular de Estefanía sonó dentro de su mochila. Al contestar, escuchó la voz de una mujer que se presentó como agente de la comisaría. Le pedían que fuera de inmediato.
—Está bien, llego en unos minutos —dijo Estefanía, colgando.
—Te llevo —saltó Benicio.
Estefanía lo pensó un momento y aceptó.
Benicio parecía querer decir algo más, pero se quedó callado. Ella lo ignoró, completamente segura de que terminaría hablando.
No se equivocó. Mientras él ponía las manos en el volante, volvió a llamarla, en voz baja:
—Estefanía.
—¿Qué pasa?
—Prométeme que no la vas a hacer quedar mal.
Estefanía soltó una sonrisa sarcástica.
—¡Si fue ella la que intentó matar a tu esposa! ¡No soy yo la que busca problemas!
Ah, cierto, eso con él no servía. Benicio estaba convencido de que su “angelito inocente” jamás haría daño a nadie. Todo era un malentendido según él.
—Ella…
Apenas empezó a hablar, Estefanía ya estaba harta.
—Ya, mejor no digas nada.
En cuanto Benicio terminó de hablar con los policías, se acercó. Gregorio se levantó y le cedió el lugar junto a Cristina, y Benicio, como si fuera lo más normal, se sentó allí.
Estefanía observaba todo aquello sintiéndose como si el mundo estuviera lleno de locos y le hubieran tocado todos a ella.
Pero la sorpresa aún no terminaba.
Las declaraciones de las empleadas de la empresa de Benicio habían cambiado radicalmente.
La recepcionista y la señorita Vélez, lo que habían dicho en la empresa no tenía nada que ver con lo que decían ahí.
La recepcionista afirmó que era nueva y no conocía a la señora Téllez. Según ella, muchas chicas iban a buscar a Benicio y por eso pensó que Estefanía era una más. Cuando Estefanía pidió ayuda por teléfono, la recepcionista dijo que otras chicas ya habían hecho ese tipo de cosas antes, solo para atraer la atención de Benicio. Todo lo que había hecho, según ella, era por el bien de la empresa y para proteger la relación de Benicio y Estefanía. Así que no creía haber hecho nada malo.
La señorita Vélez, por su parte, admitió que sabía de la alergia de Estefanía al mango, pero igual le llevó jugo de mango, haciéndolo pasar por jugo de maracuyá con limón. Las cámaras de seguridad mostraron que ella fue quien cerró la puerta con llave, y Vélez lo aceptó. Dijo que estaba celosa de Estefanía, que llevaba años como secretaria de Benicio y siempre lo había querido en secreto. No soportaba que Estefanía, con discapacidad y todo, se hubiera casado con él y luciera como la señora Téllez. Por eso, quiso darle una lección.
Sobre los cables cortados de la sala de juntas, un electricista reconoció que él los había cortado para repararlos, pero no le dio tiempo de arreglarlos antes de que se desatara el incendio.
Estefanía miró a Benicio. Así que ese era el esfuerzo supremo del señor: usar todo su poder para dejar a Cristina libre de culpa. Todos admitieron su parte, Cristina quedaba como una inocente perfecta.
Gregorio y Ernesto la observaban con una mezcla de triunfo y burla, como diciendo: “¿Y ahora qué vas a hacer?”
Cristina, con la voz entrecortada por el llanto, se dirigió a Estefanía:
—Estefanía… yo sé que te sientes menos, que siempre desconfías de Beni y sobre todo de mí. Por eso estás empeñada en decir que fui yo la que te hizo daño, pero ya viste… esto no tiene nada que ver conmigo. Entre Beni y yo, nunca ha pasado nada malo…

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Baile de Despedida del Cisne Cojo
Es verdad sale muy caro liberar capitulos...
Muy bonita la novela me encanta pero pueden liberar mas capitulos yo compre capitulos pero liberar mas capitulos sale mas caro...
Muy bonita novela desde principio cada capítulo es un suspenso...